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233 ángeles, y á dar incesantes gracias al Señor por sus grandezas, dedi- cándole cada dia su virginidad (1). ¿Quién es capaz de repetir aquellos coloquios suavisimos, que tuvo con su Esposo celestial la primera Esposa que tuvo en la tiérra? ¿ Quién podrá comprender las respuestas que oyó su corazon , en aquel mo- mento en que el Espirita divino aceptaba las primicias del amor pu- ro y virginal; que se recogían en la tierra, que hasta entónces era un erial que sólo diera espinas? ¡Dichosos ángeles, que vivían siempre al rededor de esta niña; y 'apénas la vieron que alzaba sus manos al cielo, $e asombraron, se arrodillaron, y, mirándose unos á otros, atónitos; extáticos y gozosos', oyeron lo que no oyeran todavía en cuatro mil años! ¡ Dichoso templo, que resuena con los suaves acen- tos de esta niña, que hace voto de virginidad! ¡Qué envidiable es tu suerte! (2) ¡ Dichoso tú, oh dia, en que se pronunciaron palabras tan solemnes, pues fuiste notado con letras de oro en los fastos de la eterna vida ! Entónces empezáronse á abrir las puertas de zafiro y es- meralda del alcázar del Rey d8 los cielos, para que bajase st Hijo 4 hacerse hombre. Entónces se empezó 4 formar el delicioso vergel, donde en una misma planta se cogerían los claveles de la mortifica- cion, las rosas del martirio y las azucenas de la virginidad. Entónces se enarboló la blarica bandera , “bajo la cuál militaron las Martas y Marías, las Ineses y las Eulalias, las Escolásticas y las Claras, las Teresas y las Rosas, acompañadas de más secuaces que dias cuenta el mundo. Como la Virgen Mária había de ser la maestra de toda la huma- nidad, Dios quiso que en el templo fuese el modelo de todas las don= cellas 'cristianas , las cuales sólo en el silencio , en la modestia, en el recato y en el aprendizaje de las cosas religiosas , y de las que son propias de su sexo, han de procurar agradar 4' Dios y 4'sús mayores. Así lo hacia la Virgen, pues lleno su espíritu y su corazon del Espi- ritu Santo; no buscaba en sus obras más que la gloria y el agrado de Dios , pot cuyo amor obedecía á los mayores, trabajaba con sus ma- nos” costa; hilaba ; tejíá y bordaba , vistiéndose con modestia y de- cenciá, y mostrándose siempre amable en su trato, suave en Sus pa- labras, pero tan recatada y grave al mismo tiempo, que hacía que en las facciones de su rostro se trasluciese sa candor interno, y se pinta- se la imágen de sú pureza más que angélica (3). Era “sobre todo su ocupacion jamás. interrumpida. el estudio de la ley y los profetas , la 1).:S. Tarasii Orat. in Deipar. Present., núm. X, XL Sed, (3) Beata; loca que. calcasti, beatum templum, in quo oblata ¡fuisti. (Divi. German::, serm, de Priesentat.) ] Í (3) ¿Ut ipsa corporis species simulacrum fuerit-mentis, et figura purl- tatis, (Div. Ambros., de Virgin) Y Ñ o e rt a rn A ire

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