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210 leves de órden sobrenatural, pues todo lo que concurre en la Virgen para que sea madre es portentoso y divino, miéntras que no hay en las demas mujeres cosa alguna, que no sea en un todo conforme á las leyes de la naturaleza. Pero si considerados estos séres en su naturaleza y en sus oficios, distan todos de la Virgen por razones diferentes y motivos muy diver- sos, hay uno, sin embargo, que conviene á todos, y es el de la pure- za, por la cual se diferencian tanto de ella , como el sol de los plane- tas. Y no hablamos de aquella pureza de costumbres , que tanto res- plandeció en la Vírgen en todo el discurso de su vida, sino de la gra- cia primera , que se le dió correspondiente á su altísima predestina- cion (4). Porque entra en las reglas de la economía divina , el dar á cada cual las gracias en proporcion á su predestinacion. Y como esta- ba predestinada la Vírgen á cooperar á la redencion de los hombres, la gracia que la convenía era, no solo de mayor magnitud que la que Dios había dado á todos los ángeles juntos, cuando los crió, porque tenía que ejercer un oficio , en el cual sólo ella podía tener participa- cion : sino tambien de ciertas condiciones , que no podía tener tam- poco la gracia de santificacion dada á todos los hombres. Es bien sa— bido que la Virgen, como hija de Adan, debiera contraer la mancha original, á no ser preservada por una gracia singular de Dios : esta preservación es otorgada á la Vírgen por un decreto especial en vista de los méritos de su Hijo, como nos lo enseña la fe. Pero ¿quién no advierte la diferencia que hay entre la Virgen y los ángeles, y entre ella y todos los Santos? Ya hemos visto ántes que los ángeles no fue- ron confirmados en gracia , sino despues de salir victoriosos en la tentacion, miéntras que la Virgen lo fué en el mismo instante de su (4) No es otro , en general, el sentido que tienen las palabras de pu- rísima , santísima é inmaculada, que dan á la Vírgen los Santos Padres cuando hablan de su Concepcion , Natividad ó Presentacion : baste repe- tir aquí lo que dice S. Isidoro Tesalonicense, cuando habla de la apari- cion de la Virgen entrelos hombres , llamándola en ese momento. como hemos dicho, el encanto de la naturaleza, la purísima : en lo que concuerdan todos los demás, pues unos dicen que es angel terreno, que- rubin 6 serafin visible; otros que posee ella sola todas las riquezas de todos los ángeles, y esto con grandes ventajas. Compréndese bien, que estas comparaciones entre la Virgen y los ángeles se deben entender del estado de viadores, que aquéllos tuvieron , pues pasaron por una tenta- cion , ántes de entrar en el estado de bienaventurados. Éste estado no duró en los ángeles sino un instante ; pero este instante fué terrible, y la tentacion proporcionada á la culminante perfeccion de la naturaleza angélica. Son incalculables las gracias que se dieron á estos espíritus, los cuales, sin embargo, no fueron criados más que para ser ministros de Dios; e lo que es necesario decir que en el primer instante de su creacion dió el Señor al alma de la que había de ser su Madre, más gra- cia que á los espiritus soberanos todos juntos.
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