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205 cirlo otra vez : el grupo de estos santos es inmenso , pues desde el justo Abel hasta elúltimo que ha de haber, no hay uno que pueda salir de esta regla.-Sin embargo, la Virgen no se halla en este gru— po: todos estos son inferiores á ella, porque ella sola es Reina, lo que ellos.no son , pues á los más fervientes en corresponder á la gra- cia , les ha dicho su Maestro, que despues de haber cumplido con to- das sus obligaciones , digan siempre , que son siervos inútiles, que no han hecho más que hacer lo que debían y tenían obligacion de ha- cer (1). En el órden de la predestinación nadie puede ponerse junto á la Virgen, porque desde el Apóstol más elevado hasta el fiel más humilde no hay quien no diste de ella en ese órden, más que el sol dista de sus planetas. La predestinación de la Virgen tiene una circunstancia, que no es aplicable á sér alguno fuera de ella , y es el haber sido elegida para que ayudase con su cooperacion, 4.que se formase aquel cúmulo de gracias que ganaría su propio Hijo , con las cuales serían santificados y salvados los hombres. Esto solo constituye á la Virgen en su propia jerarquía , pues es elevada , nó ya á la adopcion divina que los santos tienen en el Hijo de Dios, sino á dar el sér humano á este mismo Hijo. Parece por tanto á primera vista, que la Vírgen ha de ser mu—= cho más que los ángeles y los hombres, tan pronto como se realice el gran portento de la generacion temporal del Verbo Divino en su seno, y nó ántes: y sin embargo, no es así ; porque no es precisamente la maternidad divina la causa inmediata de su elevacion sobre aquéllos, sino la pureza de alma que tuvo en el primer instante de su existencia. Y en efecto, así como en el órden del tiempo, primero fué la creacion delalma de la Vírgen , que el acto de engendrar á Dios, así precedió con la misma distancia la preparacion de esta Virgen á la gran digni- dad : y pues la Virgen no podía empezar á existir, sin existir para ser Madre de Dios , en cuya dignidad tiene una excelencia incomuni- cable á otra criatura, no era posible que se le diese otra gracia en aquel instante, sino la correspondiente 4 su maternidad futura. Es por tanto la gracia dela pureza, lo que eleva inmediatamenteá la Virgen con grados infinitos sobre los ángeles y los hombres (2). Para demostrarlo, no hay más que hacer un exámen analítico de lo que es la naturaleza humana comparada con la angélica en órden á 4). Luc. , cap. 17, v. 10. (8) Los Santos Padres en todos los discursos, que han hecho sobre la Concepcion y Natividad de la Virgen y su presentacion en el templo, han llamado á esta Señora, santísima, purísima, inmaculadísima , y más hermosa que los ángeles, y más elevada que ellos, y por esas locucio- nes se ve , que no fijaban su vista precisamente en la dignidad de la ma- ternidad divina, sino en la pureza de la Virgen, para encomiarla sobre los ángeles.

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