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204 principio de las obras buenas, que cada uno de los predestinados hace; las hace él , cooperando activamente á la gracia de la voca- cion de Dios ; pero no las haría, si no le hubiese prevenido la gracia para empezar , y no le ayudase para continuar. Pues bien: véase ahora el último fin de todos los predestinados , como lo dgscribe el mismo Apóstol , hablando con los fieles de Filipo: una sola cosa es mi mira, y se reduceá olvidar las cosas de atrás, y atender sólo y mirar á las de delante, € ¿r corriendo hácia el hito para ganar el premio á que Dios llama desde lo alto por Jesucristo (1). Él principio es uno, y el fin tambien lo es; pero el modo de ir á ese fin es diverso en cada uno de los predestinados. ¿Qué hay de co- mun en cuanto al modo entre Pedro que gobierna toda la Iglesia de Cristo, y Pablo que va recorriendo toda la tierra, anunciando el nombre del Señor, y entre las santas mujeres que sirven á los pobres, como la piadosa Tabita, que se ocupaba en hacer limosnas (2)? Es in- dudable , que todos los predestinados se parecen en el prineipio de su predestinación ; en el medio de llegar al fin, que es cooperando á la gracia, y en la asecucion del mismo fin, que es la gloria, Y este es el gran conjunto de ñeles, que Jesucristo ha de entregar á su Pa— dre cuando haya dado á la muerte su última derrota; y destruido todo imperio, toda potencia y toda dominacion (3). ¿Quién podrá de- cir lo que son esos escogidos ? ¿Quién numerará sus glorias? ¿Quién sus méritos? Hay entre ellos quienes pueden gloriarse de haber acom- pañado al Hijo de Dios en sus peregrinaciones y sudores, quienes lo han acompañado tambien en las escenas dolorosas de su pasion , quie- nes han llenado lo que faltaba que padecer á Cristo (4): y esto preci- samenate es lo que constituye aquella variedad , llena de la hermosura de la caridad , brillante con la diferencia de méritos, y resplande- ciente con las coronas, que el Padre Eterno tiene dispuestas en su casa para los escogidos, como dijo Jesucristo (5). Están por cierto en esa inmensa caterva todos los hombres que se salvaren; pero entre tanto, ¿se halla en ese grupo la Virgen? Nó, la Virgen es un sér. aparte: está sola en la predestinacion, por no parecerse , sino en muy poco , á la predestinacion de los demas santos. Todos los santos han sido predestinados á ser «hijos adoptivos de Dios , haciendo que entren á tener parte en su gloria por medio de su Hijo natural. Y ¿qué entraña esto para cada uno de los santos en esta vida? Que si ban de llegar á conseguir la eterna, es preciso que co- rrespóndan á la gracia de la vocacion , aprovechándose de las gracias, que les ha ganado el Hijo de Dios hecho hombre. Y, preciso es de- Philip.. cap. 3, y. 14. (1) Y (2) Act. , cap. 9, v. 36. (3) 1. Cor., cap. 15, v. 24. (4) Colos., cap. 4, v. 21. (5) Joann., cap. 14, v. 2.
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