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180 habitacion de Dios y el decoro del templo de todo mal; libra á cuantos te alaban , da redencion á los cautivos, y sé el techo para el peregri- no y el consuelo para el desamparado. Extiende por fin á todo el or- be ta mano auxiliadora , para que, así como celebramos con alegría esta festividad, celebremos tambien todas las demas que os dedica— mos, en Cristo Jesus, Rey de todas las cosas, y verdadero Dios nues- tro, 4 quien sea la gloria y la fortaleza junto con el Padre Eterno, que es principio de la vida , y con el Espíritu coeterno, consustancial, y que reina con los dos, ahora y siempre , y por los siglos de los siglos. Así sea» (1). Esta fe es muy consoladora para el alma; pero tambien pone en la más delicada armonía las concepciones del entendimiento con los sentimientos del corazon humano. Desde que la fe nos dice que la Vír- gen es Madre del Hijo de Dios , naturalmente pensamos, que puesto que el Padre la ha dado á su propio Hijo, que es el resplandor de su gloria, mucho más la ha de haber dado los otros tesoros. Si es Ma- dre de Dios, si es Esposa de Dios, suyo es tambien cuanto es de Dios. Y ¿para qué es suyo? Si ella es rica con Dios mismo, que es su Hijo , ¿para qué querrá los tesoros de Dios, su gracia , su piedad, su amor, su misericordia? Para los hombres que los busquen, los deseen y los pidan con humildad. En el corazon de esta Hija , de esta Madre, de esta Esposa, están los tesoros de la redencion del mundo, los del establecimiento -de la Iglesia , los de la propagacion de la fe y los del triunfo de la verdad. Si el Hijo redime al mundo , esta redencion sale del corazon de la Madre: si el Padre perdona á los pecadores, este perdon sale del co- razon de su Hija: si el Espíritu Santo les infuude la gracia y vive en ellos, este amor y esta gracia han estado en el corazon de la esposa. Si caen, una tras otra, las herejías y son confundidos los errores, estos esfuerzos han salido del corazon de María. Lós triunfos de la Iglesia, las victorias de la verdad , la humillacion de los tiranos, la caida de los imperios enemigos de la fe , la confusion de los apóstatas, los lauros de los confesores y cuanto ha habido de glorioso para la religion, cuanto hay y cuanto habrá hasta la consumacion de los si- glos, todo ha salido del corazon de María. Quiera esta Madre piadosa que al poner nuestro pie en el horizonte de la eternidad , nos salga al de las más devotas de la Virgen , pues celebraba con el mayor entusias- mo sus fiestas. Los oradores más célebres como San Tarasio, Jacobo el Monje, y los dos Germanos, pronunciaron discursos brillantísimos en sus festividades. Entónces la noble Bizancio poseía las reliquias más ve- nerables, como era el vestido de la Virgen, el velo con que se cubría su cabeza y hombros, y las fajas y pañales del Niño Jesus. (Ballerini. Dis- quisitio critic. in homil. Germano inscriptam.) (1) $. German. Constantinop., serm. in Presentation. Deipar
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