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178 de la sabiduría celestial, cuyas hondas de fe ortodoxa van corriendo por todas partes, arrojando delante de ellas al torrente de las herejías, » Dios te salve, paraiso racional y amenísimo de Dios, donde el ismo que te plantó , encuentra mil aromas , y donde germina la rosa inmarcesible para remedio de los que habían gustado la amargura de la muerte, paraiso, donde nace el leño de la vida, para que consi- gan la inmortalidad los que lo gusten. Dios te salve, edificio sacrosanto , y palacio inmaculado y purísi- mo de Dios, Rey altísimo, formado y adornado por la munificencia del mismo Rey, en el cual está el tálamo del esposo espiritual , todo brillante y hermoso, donde el Verbo se desposó con la naturaleza humana que andaba errante, para atraerla á su Padre y reconciliarla con él. Dios te salve, nueva Sion, Jerusalen divina, ciudad santa de Dios , nuestro gran Rey, en cuya casa el mismo Dios es conocido, y por medio del cual pasó él tambien conservándote intacta, conmo- viendo á las naciones, é inclinando á los reyes á que adoren tu gloria, y trayendo á todosá que celebren tu festividad. »Dios te salve, monte de Dios, pingite y ameno, en cuya floresta se crió el cordero racional que llevó nuestros pecados: monte del cual cayendo la piedrecita no arrancada por mano humana, destruyó las aras de los ídolos y se hizo piedra angular admirable á nuestros ojos. »Dios te salve, trono santo de Dios , armario divino, casa glorio- sa, ornamento hermosísimo , presea escogida, propiciatorio de todo el orbe, cielo que cantas la gloria de Dios; Oriente que das el astro que jamás se pone , pues sale de lo más alto del cielo, y Su calor, es decir, su providencia se extiende tanto, que no hay quien se esconda de sus miradas. »Dios te salve, María, que con tu nacimiento rompiste los nudos de la eternidad , borraste el oprobio de la infecundidad, arrojaste al profundo la maldicion legal, germinaste la primera la bendicion de la gracia, y apareciendo como aurora de la misma gracia, nos diste la esperanza del perdon y de poseer alegrías inefables. » Dios te salve, María , más santa que todos los santos , más alta que los cielos, más gloriosa que los querubines , más digna de honor que los serafines, y más venerable que todas las criaturas juntas. Dios te salve , paloma , que con tu entrada en el templo nos traes el fruto del olivo , nos anuncias al que nos ha de librar del diluvio , nos mues- tras el puerto de salvacion , y nos enseñas tus alas plateadas, llevan- do en los extremos el suavísimo oro, irradiándote con sus fulgores el Espíritu santísimo é iluminador. Dios te salve , urna fabricada de oro puro , que encierra la dulzura suavisima de nuestras almas, á Cristo que es el maná. » Hasta aquí las alabanzas con que San German ensalza á la Vír-

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