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177 fué presentada enel templo y dejada en él, empieza á convidar á cuantos le oyen á que alaben á la Virgen. «Venid , dice , cuantos es- tais aqui, amados de Dios, y con voz varonil, es decir , cuanto es permitido á nuestra corta, y por decirlo asi, casi infantil inteligen- cia , aclamemosá la Virgen y digámosla, Dios te salve; y hagámos- lo, no porque así podamos celebrar su festividad tan dignamente co— mo ella lo merece, sino para procurar un consuelo á nuestra debili- dad, cual esel de saber, que es grato á Dios cuanto se hace por él segun nuestras fuerzas. Por lo demas ella supera á toda nuestra inte- ligencia, pues sólo ella es reconocida por: Madre y Virgen. Y basta esto. ¿Quién otra sino tú, oh niña bienaventurada, habiendo sido fe cundada , conservó su virginidad? Tú sola quedando integra engen— draste á Dios encarnado. » Dios te salve , esposa de Dios, que al entrar hoy en el lugar santisimo., vestida con un traje glorioso , y no fabricado de mano hu- mana, nos vestiste á nosotros de vestido purpúreo, del palio divino de la remisión de los pecados, dado por la piedad de Dios á nosotros, que , desnudos por haber comido la fruta mortífera, yaciamos en el cieno. » Dios te salve , pues hoy mismo al principiar el dia de tu esplén- dida y venerabilísima presentacion, congregas en torno de tu perso= na á todo el coro de los profetas, quienes teniendo en sus manos ór= ganos y cimbalos bien acordes y sonoros, entonan un himno proféti- eo, y rebosando en alegría danzan extáticos en tu derredor. » Dios te salve, pues con la compostura de tus pasos desmenuzaste la cabeza al malvado y astuto diablo, serpiente antigua, que fué un guia para la transgresion, y tomando por la mano á la naturaleza hu- mana inclinada á pecar, la introdujiste á la senda, que conduce al tabernáculo celestial, santo é imperecedero. »Dios te salve, oh María, portento de los portentos; tú en el dia de tu presentacion derramas fúlgidas luces de gozo y alegría para los que estaban sentados en sombra de muerte y en extrema enfermedad, prometiéndoles además , que tú harás que Dios disipe toda oscuridad y se vea la luz en toda plenitud. »Dios te salve, brillante nube, que nos destilas el rocío divino, y espiritual , y al entrar hoy en el Santuario, hiciste que saliera el sol esplendidísimo á los que estaban sentados en tinieblas de muerte; tú eres la fuente divina, de la cual salen los rios cristalinos y purisimos oracion al segundo de los Germanos constantinopolitanos, tanto Baro- nio y Belarmino como otros muchos, la adjudican, así como otras al primero, que fué obispo de Constantinopla desde el año de 715 ul de 729, probándolo con argumentos de toda especie, que no es posible poner en duda. 12
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