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176 donde se había fragnado aquella aspiracion celestial, se convirtió en un arsenal, en un tesoro, de donde saldrían las armas y las fuerzas contra los enemigos, y procederían las gracias y favores para los es- cogidos. El Hijo de Dios compró el mundo con su sangre y redimió al hombre , entregando su cuerpo á los tormentos y á la muerte. ¿Y quién le dió esa sangre? ¿quién la vida temporal que tuvo que pedir para redimirnos? ¿quién le dió su leche, su sustancia, su vida ente- ra, para que pudiese ser niño, mancebo, jóven, varon perfecto, y por fin víctima de salud para todos? María hizo todo esto y es muy 1- gico el decir, que en cuanto tiene relacion con la salvacion de las al- mas , las victorias de los escogidos, los triunfos de la Iglesia, las derrotas de los enemigos de la fe y las glorias de su Hijo, ella tiene una parte directa, comola tiene una madre en cuanto hace el hijo para engrandecer á su caña y familia: como la tiené una hija en cuanto atañe á la gloria de aquél que la ha escogidopara que sea por medio de santo enlace la esposa de su hijo : como la tiene por fin la esposa tierna, que no ve sino por los ojos de su consorte, ni respira sino por sus labios, ni desea sino por su corazon , ni tiene más idea ni más aspiracion que el ensalzamiento creciente del mismo, y la dicha y felicidad de sus hijos. Dichoso es por lo mismo, y mil veces feliz, el pueblo católico que creyendo firmemente estas verdades, invoca á la Virgen con toda confianza, diciéndola, que pues es la Hija de Dios Padre, está en su mano el aplacarlo, para que no descargue sobre los hombres los azo- tes que merecen , por haber despreciado el amor con que envió á su Hijo al mundo para salvarlo; pues es Madre, ella puede suplicar 4 su Hijo, que contenga sus justas iras en sus misericordias ; y pues es esposa, en sa mano está cuanto hay ensu casa, que es la casa de Dios, para que se reparta á los hombres y éstos se conviertan y se salven Cuáles fueron las ideas que tuvieron los cristianos de los primeros siglos sobre las excelencias, privilegios, titulos, poder y gloria de la Virgen, nos lo. dice de una manera clara, precisa 6 ineluctable el gran Patriarca de Constantinopla San German en su oracion sobre la vigo de la Virgen, con la cual vamos á concluir este capítu— lo; y no omilirémos nada de ella, por contener cuanto puede decirse de la Virgen como Hija, como Madre y como Esposa de la beatísima Trinidad (1). Despues-que el Santo Patriarca explica como la Virgen de dominio ó intervencion en toda procesion temporal del E spíritu San- to. Hé aquí sus palabras: A tempore quo Virgo Mater concepit in utero Verbum Dei, quandam. ut ita dicam, jurisdictionem cbtinwit in omni Spiritus Sancti processione temporali, (Sermon 61, de Nativ. B. M, V.) (1) Aunque algunos criticos modernos hayan intentado atribuir esta

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