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172 ni haberlo anunciado ántes de la ejecucion de la obra? ¡Qué! ¿Era tanta la importancia de aquella Virgen , que fuera necesario que el Rey inmortal de los siglos la enviase. una embajada solemne , y que nada hiciese Dios, hasta que la Vírgen no contestase que accedía á lo que el ángel la proponía , y que estaba dispuesta á dejar que se cum— pliese en ella Jo que Dios. le había manifestado por su enviado? Dios en verdad todo lo puede hacer como Señor de sus criaturas ; pero esto no lo quiso hacer. El Padre no quiso enviar á su Hijo al seno de la Virgen, si ántes ella no declaraba su voluntad de recibirlo ; el Hijo tampoco quiso entrar en él, sin que ella. le abriese las puertas ; y el Espíritu Santo no pudo trabajar en la celestial oficina de las entra- has virginales , hasta que María no dijo al ángel, hágase en mí se- gun tu palabra. Todo esto descubre la gran diguidad de la Virgen destinada desde la eternidad á ser Esposa del Espíritu Santo; pero de una manera úni- ea y singular, en la cual ella sola podía tener participacion. Entre to- das las almas santificadas por el Espíritu Santo, sólo la Virgen es la única, la paloma , la. perfecta, la inmaculada, la escogida, porque en. su santificación Dios derramó sobre ella todo el rio de sus gracias, como dice San Vicente Ferrer (1). Mas no es.en este sentido tan so- lo como hay que mirar á.la Esposa del : Espíritu Santo; no hay una alma pura é inocente por la gracia de la redencion.,.en la cual no se cumpla el desposorio de Dios con ella ; no hay una sola, que. no esté adornada con las mil y mil prendasde amor, que su Esposo divino le da; y si bien no hay una sola, que no se parezca á la Vírgen en ha- ber sido santificada por los méritos de su Hijo, ninguna hay que se le parezca. en el modo; pues María recibió el rio de gracias que alegra la.ciudad de Dios , rodeándola y sumergiéndola, y compenetrándola un piélago inmenso de gracia, ántes que pudiese inficionarla la culpa, miéntras que las. demas almas santificadas han sido. primero lavadas de la mancha de la culpa, y vestidas en seguida de la blanca estola, que las hace esposas del Espíritu Santo. Sea así: parézcanse 4 María las almas santificadas en la humildad, en la pobreza de espíritu y en las. demas virtudes, pues., como dice San Bernardo (2), son muchos los que , siguiendo las huellas de Je- sucristo, se han hecho mansos y humildes de-.corazon;parézcanse en ser todas esposas de Diós con. la diferencia inmensa de haber ellas sido libradas de la culpa, y María preservada de. ella. Pero una cosa hay enda cual María es la primera y no tendrá.quien se le parezca. María ha conservado los honores de la virginidad con los gozos de la mater- nidad , y para ello se unió al Espíritu. Santo como verdadera esposa (1). Serm. 41, de Nativ. Virg. (2) Serm. 4, de Assumpt. B. V. M.

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