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166 blasfemias. La naturaleza del amor de Madre, nos' dice bien claro; porqué la Vírgen va al Calvario. Elamor de una madre , sólo lo co= nocé con perfeccion la que lo es, la que ha “sentido en sí misma evánto cuesta la vida de un hijo. La madre no tiene"sino un pensa- miento, al cual convergen todas sus aspiraciones, asi como con- vergen al centro de un' vidrio cóncavo todos “los rayos. del «sol que lo baña: este” pensamiento es la dicha y felicidad de su hi- jo. Una madre es siempre una Sara, cuya risa sale con toda ex- nansion á los labios con sólo pensar que tendrá un hijo, á quien dará su vida, su sangre y su sustancia; es una Rebeca quese afina “por proporcionarle bendiciones; una Betsabé, que 'le busca imperios y coronas, y una Sara que llora su pérdida con lásrimas inconsolables; una madre es una heroina que se arroja á las corrientes de las aguas por salvar al hijo tierno que se ha deslizado en ellas; y si no tiene el consuelo de salvarlo, tiene el de morir con él. ¿Qué madre por tanto es esa que va á entrar en liza con lo in- menso é infinito? St, el móvil de una madre, en cuanto concierne á su hijo, es el amor; y si tales la magnitud de la hazaña que acomete, cuanto es el amor que reside en su corazon; preciso es decir, que el amor de la Virgen á su Hijo es infinito, porque la:empresa que se propone acometer y coneluir, es infinita. Ella sola va 4:ahogar con los sollozos amorosos de su alma la eritería de los malvados; ella va á embotar en sa corazon los' dardos inflamados que Lucifer dispara contra su Hijo ; ella sola va á consolarlo por el abandono á que lo ha entregado su Padre. Aquí todo es infinito por parte del paciente: in- finito es su padecer; infinito'sa sufrir; infinito sa dolor; tambien es infinita la malicia con que Lucifer lo odia, y lo es asimismo la que tienen los enemigos que lo erucifican, y despues de erucificarlo,-lo insultan; pero no importa esto para la Madre ; ella opone 4 la malicia de Lucifer y sus secuaces la ternura de su corazon; y más consuelo causa ella sola 4 su Hijo con su amor, que nó le dan pena y tormento sus enemigos todos juntos. Si su Padre lo ha abandonado, y esto causa en su alma un dolor infinito, su Madre se apresura á- decirle, que allí está ella para consolarlo y acompañarlo en los: tormentos que sufre en su cuerpo, y en los dolores que padece su alma. Este heroismo es de una naturaleza superior á cuanto el enten- dimiento humano puede rastrear ; y por consiguiente; trae su orígen de un amor, que tiene más extension que la que pudieran abarcar to- das las criaturas racionales juntas, aunque fueran infinitas en número. Pero , ni este heroismo ni este amor, tendrían esta extension ilimita— da, sino existieran entre Dios y la Virgen las relaciones inefables de Hijo y Madre. Por ellas María ha recibido del Padre Eterno lo que á nadie se ha dado. Dios Padre ha concedido á María la propiedad na- tural de su Hijo , le ha dado al Rey de los siglos, al fuerte , al con-
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