BCCPAM000542-2-34000000000000

161 » S. IL Relaciones de María con Dios hijo como Madre. Siempre que cabe á mi corazon la dicha de sentir las impresiones qué produce en él la consideracion detenida de lo que es la dignidad de la Madre de Dios, comprendo de nuevo una verdad, que va ála par con el dogma del amor de Dios, yes, que despues que Dios se hizo hombre, no es posible amarlo sobre todas las cosas, sin amar tambien á su Madre; porque, si el primer motivo que tenemos para amar á Dios, es el ser infinitamente santo y perfecto, no es ménos apremiante el segundo , que es el habernos santificado y redimido y salvado. Y apónas uno toca este punto , se descubrettanta belleza mo- ral en la Madre del Redentor, que entrá el alma en una especie de éxtasis, producido por lo demasiado bello y sullime del objeto. Ver este objeto y no amarlo , es imposible ; porque nuestra alma está he- cha para buscar la verdad , y no bien la encuentra, se arroja á amar- la y se abraza con ella. Y ¿qué verdad hay más encantadora , que el saber que Dios se hace hombre, que es niño , que tiene una Madre, y que esta Madre lo ama con ternura? Entre todos los dogmas de nues- tra augusta religion, ninguno toca el corazon con una. sensibilidad más exquisita, ninguno hace que broten de nuestros ojos lágrimas más dulces y consoladoras. Estas emociones las siente toda alma que tiene fe, pues no puede amar con teraura á Dios, sin pagar el mismo tri- buto de amor á su Madre. En las relaciones de María con Dios 'como Hijo , hay cosas tan sublimes é inefables, que podemos decir de ellas, que son mejores pa- ra meditadas que para descritas. Basta decir, que desde que concibió del Espiritu Santo , contuvo en su seno al Hijo de Dios , al Eterno, al inmenso, al infinito; y desde ese instante entraron en competencia dos portentos: Dios á quien no pueden abarcar los espacios , entra en las entrañas de la Virgen: esta que es limitada , rodea dentro de sí al Griador , al infinito. Al dar con estos pr odigios , el alma queda como paralizada sin ae dar un paso en este horizonte inmenso de bellezas , pero crece más la admiracion al fijar la mirada en María: porque uno no se admira tanto de que Dios se entregue todo á la Vír- gen, como de ver que haya en ella capacidad para recibirlo y conte- nerlo dentro de si. Esla sabiduría de Dios, la omnipotencia de Dios, la providencia de Dios, la misericordia de Dios, lo que María encier- ra dentro de si; todo esto es eterno, inmenso é infinito; y al pregun- tar á nuestra razon si comprende cómo la criatura abarca al Criador, cómo lo limitado rodea al Infinito , no podemos ménos de humillarnos, confesando que la Virgen es una region inexplorable , un objeto ine- 11

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz