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160 los hijos en casa de su padre. Ellos son sus hijos, porque de soberbios se hacen humildes, de altivos mansos, de vengativos misericordiosos, de revoltosos pacíficos, de avaros dadivosos, y de peeadores justos; formando asi la gran familia de la casa de Dios, en la cual el mismo Dios derrama la paz como torrente caudaloso , porque los hijos se pa— recen todos á su padfe , y no tienen más voluntad que la de aquél. Maria entra en esta filiacion de semejanza, de inocencia y de pureza como todos los predestinados , pero entra como Reina , como Señora, como privilegiada , distinguiéndose sobre los santos como la madre del rey se distingue en su reino de todos los amigos y privados del mismo monarca. Sin embargo, no es esta la filiación en que contemplamos á María; tiene ella una en la cual se presenta ella sola, sin que pueda com- pararse con ella ni el ángel, ni el hombre, porque todos están en otro círculo, que dista infinitamente de la region donde está María. En ese punto la Virgen no se parece sino á sí misma , ni puede com- pararse sino consigo misma. Dios Padre ha dado á Maria su propio Hijo para que lo engendre en su seno; y una vez consuinada esta gran obra de la dignacion divina, el Padre Eterno ha de ver en Maria á la Madre de su Hijo , á su Hija muy amada ; y éste será su dictado para siempre (1). (1) Desde la más remota edad del cristianismo , llamaron los fieles á la Virgen Hija del Eterno Padre en este sentido; y lo comprueban Jos dichos de los Padres y los dísticos de las liturgias. El Emmo. Cardenal Angel Mai, trae en el tomo 4.* de su Epicilegio romano, una oracion de San Sofronio, que dice así: O Señor Dios mio, que no desataste jamás el claustro de la virginidad de la Hija de Dios, que te parió sin obra de va- ron, etc. Domine meus, qui Dei filiz, que tenescia (hori peperit, virgi- nilatis claustrum nequaquam solvisti, etc.» San Andrés de Creta dice lo siguiente en un sermon de la Natividad de la Virgen (Galland., tom. IX, pág. 34), hablando de Santa Ana, la cual era estéril y no tenía hijos, recibió por hija dá la Virgen, Hija de Dios. Más expresas están todavía las liturgias; para decir que María es la Hija de Dios Padre, de un modo que sólo á ella puede convenir, pues la llaman Hija única. Así en la vi- gilia de la Asuncion (Menol. die 14 Aug., ode IX), canta lo que sigue: Gaudio exultate , piorum omnium corda, in dormitione solius filiw Dei. Y repite lo mismo en la fiesta de la Concepcion. cantando de Eva lo que sigue (Men. die 9 Dec., ode V, Gestiat ingenti letitia progenitriz nostra; hodie enim gaudii nuntia merorem expellentia propler Conceptio- nem solius Filiw Dei accipit. (Anton Ballerin, Sylloge Monumentor, ad Myster, Conception. Immaculat. Virgin. illustrand.)

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