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156 te, lo inmutable y lo infinito de la eternidad , que no tiene principio, ni sucesion de tiempo, ni fin. Pero no sucede lo mismo en la mision temporal de las personas divinas , pues ésta se verifica en un instante de tiempo determinado , como dice San Pablo hablando de la venida del Hijo de Dios. Cuando llegó, dice, el cumplimiento de los tiempos, envió Dios á su hijo , hecho de mujer (1). Cuando uno es enviado, lo es para que esté en otra parte; cuando una cosa es dada, lo es 13 para que alguno la posea , y ni lo primero mi lo segundo puede ser sino temporal, como lo indica la naturaleza misma de las cosas. Mas, no puede verificarse esta mision temporal en las personas divinas , sino por, cuanto una procede de la otra ; de manera que sólo el Padre pue- de enviar al Hijo , y sólo el Padre y el Hijo envían al Espíritu Santo: porque el Hijo es engendrado por el Padre , y el Espiritu Santo pro- cede de los dos (2). De donde resulta, que siendo la generacion del Hijo eterna y la mision temporal, hay un momento en el cual Dios Padre engendra á su Hijo , y lo envía al mundo y lo da á la Virgen escogida para engendrarlo temporalmente en su seno. Asi el evangelista San Juan, despues de hacer una descripcion sublime de la generacion eterna del Verbo divino, se detiene larga- mente en explicar lo que es este Hijo de Dios, el Criador de todo cuanto existe fuera de él, el sol de las inteligencias, el que da vida á todo sér criado, la luz verdadera que alumbra á todo hombre, que viene á este mundo; añadiendo por fin, que este Verbo, que era engendrado por el Padre desde la eternidad, cuando se cumplió el tiempo que él mismo había señalado, descendió del cielo á la tierra, y se hizo carne y habitó entre nosotros; como si quisiera decirnos: Aquel Verbo divino que era ya en la eternidad , y estaba en Dios y era Dios, y estaba en el principio en Dios, siendo eternamente engen- drado , Dios de Dios , luz de luz, en un tiempo dado, que era el que él mismo había señalado , sia separarse de la gloria de su Padre, pues lo engendra eternamente, bajó 4 nosotros, se nos dió, y por una dignacion inefable tomó una naturaleza en el seno de una Virgen, y se hizo hombre, Todo esto entraña relaciones inefables entre la Virgen y el Padre- (1) Galat., cap. 4, v.4. (2) La naturaleza de la mision en la persona enviada, es que esté en alguna parte donde ántes no estaba de aquella nueva manera; y la do- nacion de ella entraña, el que sea tenida por quien no la tenía: Mittitur aliquid ad hoc, ut sit in aliquo, et datur ad hoc, quod Ibeatur. (Div. Thom. . 4 p., quest. 43, art. 2, Respond.) Hay por tanto una diferencia inmensa entre el modo como Dios da al mundo á su Hijo y como se lo da á María. Está dicho todo con saber que se lo da al mundo, para que sea su Redentor ,su Salvador, su Maestro, miéntras que á la Vírgen se lo da para que sea su Hijo , y ella tenga sobre él todos los derechos, que la naturaleza da á una Madre.

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