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141 siguientes palabras , dirigiéndose á la Virgen: «Tú eres llamada her- mosa como la luna, y con razon eres comparada con ella: sola ella entre todos los astros puede parangonarse con el sol, pues llena de hermosura por su blancura argentina, resplandece en el cielo más que todas las estrellas. Tú, imágen expresisima del sol, resplandeces gloriosa en los cielos por tu pureza virginal entre los muchos miles de astros que sirven á Dios. Tú , por tanto, hermosa como la luna, mejor dicho , más hermosa que la luna, porque eres toda hermosa, y mancha alguna no hay en tí, ni tampoco cambio 6 mutacion. Tú eres escogida como el sol, es decir , aquel Sol criador del sol. El es el escogido entre miles de hombres; tú la escogida entre miles de mujeres ; él es el escogido entre cuantas cosas existen ; tú la esco= gida entre cuantas cosas existen por él (1).» Esto decía San Bernar- do, y esto decimos nosotros , confesando nuestra pequeñez con hu- mildad. Sin embargo, aunque no podamos comprender hasta dónde llega la santidad de la Virgen, considerándola en sí misma , descubrirémos un gran foco de luz, si examinamos esta misma santidad en sus efectos , pues éstos nos llevarán infaliblemente al conocimiento do la causa, aunque no la podamos abarcar en toda su latitud. Y ¿quién es capaz de enumerar esos efectos? La sola prevision de la santidad de la Virgen es, en el concepto de los Santos Padres, la causa moral de haber descubierto Dios su omnipotencia en la creacion de los cielos y la tierra y de cuanto hay en ellos: la existentia real y efectiva de esta misma santidad es de tanto valor en presencia de Dios, segun los mismos, que da por-resultado la cooperacion inmediata con Dios mismo en la renovacion del mundo espiritual, obra infinitamente mayor que la creacion del mundo visible. De todo lo cual se deduce, segun los principios de la razon y los elementos de la simple ciencia filosófi- ea, que la grandeza moral de la Virgen raya en lo infinito (2). Para demostrar esto, bástenos copiar las palabras del ya citado San Isidoro de Tesalónica, quien con un largo razonamiento demues- tra que debemos á la Virgen nuestra existencia natural y la vida de la gracia (3). Enumera este Santo Doctor todo lo que encierra de gran- (1) S. Bernard. in deprecalion. ad Virgin. 2) Segun los axiomas de la filosofía, dice el B. Dionisio Cartusiano, son más nobles las cosas cuanto es mayor su fecundidad, y dan vida á mayor número de séres. Y siendo esto así, lo más noble que hay en el mundo es aquella Virgen perfectísima, y cuya excelencia es en cierto modo infinita , por haber concebido á Dios, gérmen de infinita majestad y principio de toda causa , de todo efecto y de todo fruto. (De Laudib: Virgin., lib. 1,a. 15. (3) Es necesario tener siempre presente que los Santos Padres dan por sentado que Jesucristo ha concedido á su Madre,, por gracia , todo lo aue en el órden de la reparacion del mundo tiene El por naturaleza, y
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