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124 rubines sobre la magnífica carroza que le formaban hasta que entró en lo más interior del santuario (1), llenándolo todo de resplandor y de gloria. Una vez llegado el Señor al Santuario, habló al Profeta y le dijo : Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono , y el lugar de las huellas de mis pies , en donde tengo mi morada en medio de los hijos de Israel para siempre; y los de la casa de Israel no profanarán más mi santo nombre (2). Enciérrase en esta magnífica alegoría un arcano profundo , con solo decir que la puerta estaba mirando al Oriente. Desde que se echaron los cimientos de esa puérta, fué destinada á estar frente por frente del naciente del sol , y así tenía que estar para siempre. No habla aquí el Profeta de las crestas del Líbano, por donde el sol de- rrama cada día sus madejas de luz sobre la tierra de Jesé , sino de otro oriente que, siendo el Sol de justicia, tenía que nacer algun dia para alumbrar á los que estaban sentados en tinieblas y sombra de muerte. ¿Quién estuvo mirando de hito en hito al Sol de justicia desde que empezó á existir? ¿Quién estaba tan fijo en el amor del Rey de los cielos, que no habrían bastado tedas las fuerzas del mundo para separarlo de él? María, María es el alma dichosa, que , como la luna al sol , no cesó de estar contemplando la gloria y las perfeccio- nes de Dios, ni un solo instante, y vivió iluminada siempre por los resplandores eternos del que había de ser su Hijo. La puerta de Eze- quiel, por tanto, es María; esto significaba, dice Santo Tomás , lo que Ezequiel dijo en estas palabras: Hé aquí que la gloria del Dios de Israel entraba por el camino oriental, es decir, por la Virgen María ; y la tierra, es decir , su carne sagrada, resplandecía con la: gloria de su majestad , á saber, la de Cristo (3). Cosas grandes y sorprendentes refiere el Profeta respecto de esta puerta oriental, pues hablando el Señor con él acerca de ella , le dijo estas palabras: Esta puerta estará cerrada : no se abrirá, y hombre no pasará por ella, porque el Señor Dios de Israel ha entrado por ella, y quedará cerrada para el príncipe. El principe mismo se senta- rá en ella (4). Todo es aquí místico y alegórico, segun comun parecer de los Padres y demas intérpretes sagrados , siendo la alegoría , en sentir de muchos ,el sentido literal, y lo que directamente intentó el Espíritu Santo al inspirar al Profeta (5). Esta puerta siempre cerrada es la Virgen de Israel, en la cual habito el Príncipe de la gloria, Cristo Jesus, habiendo entrado en sus entrañas purísimas para tomar nuestra naturaleza, y morado en su seno, como en su tálamo y en (1) Cap. 43, v.2,3, 4. (4) Ezeq., cap. 44, v.2,.3. (2) 1d. ibid. v. 7. (35) Cornel. á Lapid., comment., (3) 3p.,q:27,a. 3. in cap. 44, Ezeq.

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