BCCPAM000542-2-34000000000000

97 María inmune de la culpa y exenta dela ley de la muerte. Para to- dos los hombres está: establecida esta ley, pero no para ti, my querida Ester (1). ¿. 11. Betsabe. Al tratar dela nobilísima reina de Jerusalen, que en algunas es- cenas de su vida. pública fué el tipo de las glorias de la Virgen que estaba predestinada á ser Madre de Dios», es necesario añadir algo á lo que hemos dicho ya sobre la naturaleza de los tipos , para no pa- decer equivocaciones en el exámen de cada uno. Hay dos géneros de tipos, que -es preciso no confundir. Hay tipo perfecto en todas sus partes, y significa lo que han:de ser otros séres, cuya perfeccion ha de cumplirse amoldada á lo que es el tipo perfecto: así Jesucristo es el ejemplar perfecto, como dice San Pablo, de lo que han de ser los hombres, cuando por medio de una resurreccion gloriosa sean seme- jantes á Cristo glorioso. El primer hombre, dice , como de la tie- rra ,.es terreno ; el segundo , como del cielo , es celestial : cual es el terreno, tales son los terrenos ; cual es el celestial , tales son los ce- lestíales (2). Asi habla el Apóstol, y en estas palabras nos presenta dos tipos , perfectos los dos en su género, con la sola diferencia de ser la perfeccion del Adan terreno el: tipo natural de lo que es cada uno de sus hijos-en la naturaleza , y la del Adan celestial , el de la misma naturaleza lavada de la mancha dela culpa y resucitada inmortal y gloriosa ; y con la.otra gran diferencia, de ser la perfeccion de Adan dada por Dios,'y Ja de Cristo propia de su virtud como Hijo de Dios. Pero Adan'es tipo perfecto, en cuanto todos sus hijos han de ser ani- males racionales como él , que han de constar de alma y cuerpo, así como tambien Jesucristo es tipo perfecto de lo que ha de ser cada hom- bre resucitado á la gloria. En vano buscarémos imperfeccion en el primer tipo ; porque así como Adan esencialmente es animal racional, asi tambien se ha de hallar + reproducida en todos sus hijos esta misma esencia: todo lo que encontremos imperfecto en él y en sus hijos despues de la caida original, no es más que una cosa accidental, que sobrevino á la na- turaleza en castigo del pecado. Mucho ménos hallarémos defecto al- guno, ni áun el más minimo, en Jesucristo, por cualquier parte que (1) Ambrosio Catarino, Disputat. pro Immaculat. Virg. Concept., libro 3. (2) Cor.4, cap. 15. vv. 47 y 48.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz