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86 co rabadan, que amamanta4 su hijo junto 4 la sombria haya del bosque, y no podemos menos de bendecir al sér diyino por Jas riquezas que da al corazon humano, jQué ideas tan precisas! |(Qué conceptos tan sublimes, aunque expresados en lenguaje tosco! Para la madre, el hijo es una perla preciosa, es la azucena del valle, la violeta de la ladera, el sol del medio dia, es su pensamiento intimo, su gloria, su hermosu- Ta, Su encanto, su amor. . Pues bien, este amor, noble é ‘aimmekiag en. las ricas matronas, sencillo, y elocuente. en la zagala, carifoso y activo en, todas, ys herdico y sublime en aquellas madres, que _ apenas han. sellado las mejillas del hijo, sin regarlas con -JAgrimas de dolor; este amor tan vario en. sus fases y con- céntrico en su objeto, vive en el corazon de Maria dirigién- dose todo 4 su Hijo, que es tambien el Hijo de Dios. Lo con- templa rey de los siglos, heredero del Eterno Padre, trasun- to de su substancia y esplendor ¢de su gloria, y lo ama me- jor que las princesas que.ven la blanca sien de su nifio como el asiento, de una corona, que, dara al hijo grandeza y ma- con y alabanzas. Lo mira que ha de reconciliar al mundo con eee y Su. amor va ‘mezclado de caritio, de tristeza, de compasio y de lastima. Lo ve atribulado en su cuna, per- ‘ seguido pora fugitivo entre soledades y desiertos, sin tener mas reclinatorio que sus brazos, ni mas cama que la dura, tierra; y este nifo nace mil veces para su carifio, siendo siempre el dolor y las penas el agente poderoso que mueve su corazon. Lo ve por fin morir entre horrendos do- lores y en afrentoso suplicio, y. su amor crece, siendo cada vez mas tierno, mas compasiyo y mas, herdico. > ai jAh! Si para librar al Hijo del cuchillo de un rey envi- dioso y safiudo, hubiera sido necesario que Maria presen- tara al yerdugo su cerviz; si las espinas y azotes que hirie- ron 4 Jesus y taladraron su cabeza, hubieran podido trasla- darse 4 Maria sin tocar al Hijo; sila cruz hubiera presentado sus brazos & la Madre, perdonando al Hijo; jcon qué gozo hubiera sufrido Maria las afrentas, la persecucion y la muerte! {Con cudnta presteza hubiera dicho 4 los verdugos

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