BCCPAM000542-2-33p03d00000000

74 és una especie de luz indeficiente que Dios ha puesto en el cielo de las inteligencias humanas, para ilustrarlas y escla- recerlas , produciendo sobre estas en el érden espiritual logs mismos efectos que la luz material produce en los séres ma- ‘teriales y sensibles en el fisico. Y jqué cosa es la luz en la existencia de los objetos que tienen su asiento en la tierra? Es una especie de sér regenerador, el cual, al aparecer en e] horizonte,,hace que todo cambie de aspecto, Los montes se presentan con la magestad y grandeza de un gigante cu- bierto de ricas joyas, iluminanse los valles, clarean las ca- vernas, riense las flores, alégranse las aves, y hasta el su- surro de las aguas y el murmurio de los arroyuelos parece que adquieren una armonia cadenciosa. Estos. son los efec- tos que se notan en la naturaleza, cuando los albores de la luz empiezan 4 bafiarla desde el cielo, y esto mismo pasa en las almas y en los corazones; cuando tienen la dicha de mirar i la Virgen y de desear los efectos de su carifio maternal. Sin duda alguna Dios es la luz indeficiente ‘, que escla- rece nuestros entendimientos: pero jquién ve esta luz? La fe y la razon nos. dicen, que. Dios esta en todas partes, soste- niendo el mundo con su eee y gobernandolo con su pro- videncia, y dando 4 _ criaturas cuanto necesitan, para — 4 En los libros sagrados, donde tantas veces se ve descrita la natura- leza divina en sf misma, no se dice de Dios sino que es espiritu puro, inmenso, eterno, intinito, impalpable é invisible; pero, cuando se habla de lo que es respecto de nuestras inteligencias, se le da el nombre de esa sustancia indestructible, que e! hombre no puede abarcar, ni encu- brir, porque la luz baja de regiones 4 donde el mortal no lleva su domi- nio, ni sus influencias. Dios es llamado luz, porque hace en los, espiritus lo mismo que el sol en los cuerpos. Dios es luz, dice el discipulo amado, , y no hay en él tiniebla alguna. (1. Joann. cap. 1, vy. 5.) Esta luz, aflade el mismo, resplandecié siempre en medio de las tinieblas, y las tinieblas no la re- cibieron. (Joann. cap. 1, v. 5.) Es'tan extenso el resplandor de esta luz dice el Profeta, que no hay quien pueda ocultarse de sus rayos: porque, ~ si uno sube al cielo, alli esta: si bajare al profundo abismo, allise encuen- tra; si tomando uno alas de paloma, se huye 4 los mas remotos contines del mar, allf tambien se encuentra su virtud: y si, refugidndose uno en lo mas denso de las tinieblas, se dice 4 sf mismo, aqui me ocultaré, la noche misma se yuelve iluminacion. (Psalm. 18, v. 7, y 188, v. 8,9.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz