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- LIBRO. TRIGESIMOSEGUNDO. — ™* El Hijo de thee moribundo descubre el ultimo: secreto oa ae su amor. f r Una vez anulada por la po del primer hombre la economia divina de elevar 4 todos los hombres 4 la gloria, para la cual los criaba, ningun hijo de Adan podia entrar en el cielo, si Dios no hubiera: tenido decretado salvarlos 4 todos de la muerte eterna por la gracia de su Hijo. En la eterna filiacion natural de este existia. nuestra adopcion y filiacion: y si aquel no ‘se hubiese dignado hacerse visible en nuestra naturaleza, nunca hubiéramos conocido la. su- blime-dignidad de nuestra asuncion 4 ser hijos ‘de Dios y de - nuestros destinos futuros. Pero predestinados en Jesucristo y por Jesucristo & ser compaiieros de su gloria, lo hemos sido tambien 4 la gracia, sin la cual no podemos entrar en aquella herencia: porque, como dice el Apéstol, todos somos de un mismo origen, el que gntifica. y los que somos santi- ficados, no averg i hermanost. terio de piedad, * y entratia, como él mismo lo dice,ean festacion de Dios 4 los hombres , para que estos sepan cuales eran las ideas que Dios tenia acerca de ellos desde la eternidad. Para esto se hace carne el Verbo de Dios, para. manifestarnos su gloria: asi como nuestra palabra material es én cierto modo una encarnacion sensible de nuestra idea es- piritual, quese hace sensible y se materializa en cierta ma- 4 Hlebr. cap. 2, v. 11. 2 1.*Timot. cap. 3, v. 16. ee oti Nas Baa ee ED S eae a noteoe saan ae

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