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56 ria de los beneficios recibidos de la Virgen, la venera comog su madre y la bendice como 4 su bienhechora, inyocandola y pidiéndola que sientan sus auxilios todos los que la iinvocan, ~ y dandola gracias por lo mucho que ruega 4 su Hijo para : que la dé victoria sobre sus enemigos. Con lo dicho basta - para que se entienda con perfeccion cuanto deben los hom- bres 4 Maria. _ pas ae | 6 Se Sl. ta eselava del Senor. aes —— eeiix al ae reeSefior, ora se fije sigs atencion en su. ‘conversacion con los hombres, se comprende facilmente que la existencia de esta misma Virgen esta ligada tan intimamente con las obras de la redencion, que sin su. presencia y cooperacion no pudieran estas ejecutarse. Prueba bien convincente de la _ parte activa que en esta empresa tenia, que, tomar, e861: hae; - 2 '* berla enyiado Dios un arcingel para explora. su voluntad, saber de sus labios si ntia en ser Madre suya '. Mien- Z ‘angel con la Virgen, dice San Ber- nardo, que ‘el ‘cielo estuvo como en expectativa , esperando los Angeles la respuesta, y representa él] mismo 4 todo el mundo arrodillado ante esa Virgen*. Lo mismo dijo San Agustin, quien interpelando 4 la Virgen dice estas pala- bras: «jhasta cudndo esperas, 6 Virgen? Responde una pa- labra, y recibe al Hijo de Dios: consiente, y sentirds la vir- tud del cielo: abre tu seno de rosas, 6 Virgen perpétua: por- que tu consentimiento abre el cielo al momento, 6 este queda cerrado para siempre.» * Y en efecto, tan solo despues que la Virgen did su Ultima respuesta al angel, fué cuando, al me { Nolebat Omnipotens sue incarnationis miraculum operari in ipsa, non cooperante ipsa; nec carnem volebat sumere ex ipsa, non dante ipsa. (Guillelm. Abb., in cap. 2 Cant.) 2 Div. Bernard., Homil. 4 sup. Missus est. 3S, August., serm. 17, de Natiyit. Dom.