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52 valle de lagrimas, suspiraban por la patria celestial, tierra de los vivos y los que tenian hambre y sed de la justicia. A estos ha enriquecido el Sefior con sus bienes: los ha embria- gado en ja abundancia del torrente de delicias, que hay en la casa de Dios, porque no han puesto su corazon en los bienes caducos de la tierra, ni se han adorado 4 si mismos no reconociendo el principio de sus excelencias, sino que -han amado 4 Dios como 4 bien sumo y tmico, y le han dado gracias sin cesar por sus misericordias sin numero: 4 estos ha ensalzado el Sefior, 4 estos ha enriquecido, dejando sin » nada 4 los altivos que se veian ricos y no quisieron confesar - que eran deudores & Dios de lo que poseian. Pi, Al oir cuanto dice la Virgen en esta parte que podria lla- marse la sublime y herdica de su céntico, mas se ve uno tentado 4 creer que se halle ya sentada en el cielo al lado de su Hijo, triunfante ya tambien del demonio y del infierno, y teniendo enfrente de si ‘al ejército innumerable de santos que ha rescatado, que no en la tierra, hablando con los mortales. Maria ha visto los tronos del cielo, ocupados por los. van.en la gre de su Hijo; y desde Adan y ne salvaron a la fe que tuvieron en el Reden- tor que habia de venir, hasta el ultimo justo que se ha de _ salvar entre las ruinas humeantes del mundo, ni uno solo hay, cuyo trono no haya visto esta nifia de quince afios. Pero no hay. que extrafiarlo: Maria lleva dentro de su seno todo el empireo, pues ha concebido en su vientre al que es la gloria y corona de los santos, al rey inmortal de los siglos, al que por,haberse humillado adquirié un nombre eterno, delante del cual se inclinan por amor y reverencia los habi- ‘ tantes del cielo, y los que le sirven con temor y temblor en _la tierra, y con terror y por fuerza los que estan encerrados en los abismos. Despues de explicar las grandezas de Ja redencion, la tierna Virgen dice tales palabras, que nos hacen compren- . 4 ‘ ‘ Esurientes implevit bonis, et divites dimisit inanes. (Luc. cap. t y. 53.)