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_zonamientos, tan sublimes y concluyentes como los de Je- sus, decian que jamdés hombre alguno habia dicho cosas tan grandes, y.admirables; ' pero tambien lo es, que lo que los sacaba fuera de si y los dejaba casi sin palabra, era el ver que Jesus mandaba al cielo, al aire, al agua, 4 las tem- pestades, & los demonios, ‘Alas enfermedades, yala muerte, mejor que el rey 3al capitan, y el padre al hijo, y ane ‘todo le obedecia?. De mucha mas importancia eran las palabras que los portentos para los hombres RSE ue. las olan: asi. es que los Apdstoles, que era los aptitud tenian para entender las cosas de e aes ie se. Pei toaaren a él con toda claridad, diciéndole que tenia palabras de vida perdurable, y que ellos las crefan *. Y ,qué importancia te- nian los beneficios corporales que hacia Jesus con los por- tentos, al lado de los 'espirituales que prometia y repartia en sus palabras? La tenian, por cuanto eran los milagros la confirmacion. de la divinidad de*su mision y, de su doctri- na; pero esta la tenia. mucho mayor, porque en los milagros eficio era temporal, y en la doctrina era eterno. Peis prueba de esto, bastenlos referir las palabras que Jesueristo _pronuncié en presencia de un pueblo sin namero, lando de lo que es la filiacion y maternidad en el érden de la gracia, y por la ‘cual el hombre se eleva 4 un doble ' Joann., cap. 7, v. 46. . 2 Los milagros del Redentor tenian dos operaciones, una exterior y otra interior, dirigiéndose esta 4 curar las almas, infundiendo en ella la caridad hacia el Senor que prodigaba tantos favores, y aquella 4 dar la salud corporal, 6 hacer algun favor transitorio, como por ejem- plo, el de haber dado de comer al pueblo necesitado. Pero los judfos vo se fijaban tanto en aquella como en esto, como se comprende de lo ¢ que el Senor les dijo, cuando lo fueron 4 buscar, despues de haber hecho el milagro de los panes y peces: En verdad, en verdad os digo, que vosotros me -buscais, no porque habeis visto milagros, los cuales confirman mi- doctrina, sino ‘porque os he dado de comer. Trabajad para tener, no tanto el manjar que se consume, sino el que dura hasta la vida eterna, el cual os lo dard el Hijo del hombre. Querian 4 Cristo, no por él, sino or ellos, 5° Joann., cap. 6, v. 68.
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