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bras para el corazon. E] compas de su razon no les da jamas una medida exacta; la escuadra de su raciocinio no les pre- senta un solo angulo recto: el telescopio de su entendi- miento no les aproxima ningun objeto celestial: la fria razon — . no sabe nada en presencia de esas verdades sublimes, cuya consideracion hace que el alma humilde se derrita, como la cera junto al fuego. Pasasele la vida 4 ese hombre investi- gando, descubriendo, negando, afirmando, rechazando, du- ‘dando siempre y no queriendo creer jamas. ;Vida triste por cierto! Vida jay! que no es la vida que Dios ha dado al hom- bre, pues se le manifesté en el principio para que le cono- ciese, lo amase y descansase en él, como un hijo en el seno de su padre. Véase lo que con esa libertad de pensar cada uno 4 su modo han hecho los hereges antiguos y modernos con relacion 4 la, Virgen Madre de Dios. Cada uno la vestia 6 despojaba 4 su modo, y, tanta abo- minacion han. inventado, que es preciso decir de esta au- gusta Sefiora respectivamente, lo que decia Tertuliano ha- blando.de Dios, 4 saber: Si Dios no es uno, no es Dios: lo que no. podemos menos de aplicar 4 la Virgen diciendo de ella 4 _ los protestantes, lo que aquel sdbio africano decia 4 los pa- ganos: Si la Virgen s lo que vosotros decis, no ha habido tal Virgen: pues mas vale que no la haya, que no que sea lo que vosotros decis que es. Y en efecto, dejemos 4 Nestorio que la _ quitaba la dignidad de ser Madre de Dios: pero, zqué pre- . tenden hacer de la Virgen esos hereges de hace tres siglos, mas abominables. que Elvidio, despojando 4 la Madre de Dios de la virginidad despues del parto? {Qué objeto y qué fin se llevan esos hombres sin mas religion que la del espi- ritu privado, ora sean del Albion, ora de los evangélicos berolineses, ora de los ginebrinos, al andar afanosos repar- tiendo folletos, que contienen esos errores por muchas ciu- dades que son catélicas, puramente catdlicas? ;Qué incon- secuencia la de estos maestros de la mentira! ;Qué necedad la de los misioneros de Lucifer! Estuvo Dios anunciando como uno de sus mayores portentos, que la Madre del Em- manuel habia de ser Virgen antes del parto y en el parto; y es tal la necedad de los protestantes, que se han atrevido
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