BCCPAM000542-2-33p03d00000000
272 ma, y con el de ensalzar mas y mas 4 esta misma Santisima Madre, de quien tantos favores hemos recibido, y recibimos cada dia. g. I. ? Muchas veces hemos dicho ya, que el haber aposentado la Virgen en su seno al Hijo de Dios, y cooperado 4 llevar 4 su término la obra mas gloriosa de la divinidad, entrafia no solo la elevacion de esta misma Virgen 4 una dignidad Ean sino la santificacion especial de todo su compues- to, por haberse puesto en contacto inmediato con la divini- aad, convirtiéndose su cuerpo en un relicario 6 santo re- trete, donde han habitado las tres personas divinas: porque donde esté el Hijo, estin tambien el Padre y el Espiritu Santo en unidad de esencia: y «por razon de esta unidad natural, como dice San Fulgencio, todo el Padre esta en el Hijo y en el Espiritu Santo, todo el Hijo en el Padre y en el Espiritu Santo, y todo el Espiritu mane en el Padre y en el Hijo.» ' La maternidad divina no ha hecho participe 4 la Virgen de la naturaleza divina sino en el mismo sentido, en que el apéstol San Pedro nos dice 4 todos que lo seamos por medio de la gracia?. Ha sido esta participacion en la Virgen ma- yor que en todos los Santos juntos: pero no por eso pasa de ser criatura: Maria es una hija de Adan, no es Diosa. Pero es Madre de Dios, y tiene con él relaciones naturales, indi- visibles é intransferibles, las mismas que vemos entre el padre, la hija y el esposo, sin mas diferencia que la subli- midad de estas en la Virgen, y lo inefables que son, porque existen entre un sér eterno 6 infinito como es Dios y una criatura limitada, cual es la Virgen, en cuyo seno vid el Sefior que podia depositar todos sus tesoros. Pero, porque sean inefables estas relaciones de la Virgen con Dios, no impiden que comprendamos, que el resultado ‘{ Lib. de Fid. ad Petr. * 2.*Pet. cap. 1, vy. 4.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz