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eel; y cuya otra mitad peregrina en la tierra: jPodra esi derse de sus hijos? ;N6 se acordard de que los ha engen- drado 4 todos 4 la gracia? {Né sabe que estin siempre en combate con sus enemigos? ,Né tendré compasion de sus . miserias? En estos principios de ternura, en estos senti- mientos tan nobles y tan puros del corazon encuentra una prueba irrefragable el dogma de la inyocacion de los San- tos que reinan con Cristo en el cielo, ademas de los funda- mentos inquebrantables é inmdbiles de la revelacion. ;Qué religion es esa, que pone un valladar entre los hermanos que viven en la tierra, y los que estan en el cielo? ;Qué pie- dad es esa, que hace 4 los habitantes del cielo egoistas, in- sensibles y duros de corazon? jQué sociedad religiosa es la que coarta la comunion de los hombres en amor y en bie- nes d 108 cortos limites de este mundo, convirtiendo el se- pulcro en carcel de los sentimientos del amor, no dejando que los de Ja tierra pidan nada 4 sus hermanos del cielo, ni que los de alld se ocupen en saber la suerte de los de woe, y meee = mejorarsela? 4 Elyprotestantismo <que no solo ha destruido los templos catdlicos y sus imagenes _tachindo de {dolos y prohibido la invocacion de los santos como derogator a de los d lerechos de Jesucristo, tiene por objeto on yer ‘a; para ssustituirla con el paga- el destruir ta rel T nismo, pero un sagebdoa peor que el nismo es la adoracion de sf mismo la ria. rez rotos los: de amor entre los que ceiimos aqui la. espada de ine combatiendo las pe- leas del |Seiior, } y los que embrazan ya seguros el laurel de la victoria, alcan- zada con las mismas armas que nosotros manejamos ahora, preciso es decir, que no ‘nos une ya la virtud de la caridad: y climinada una vez la caridad, cae en un caos la religion de Jesucristo, la cual esta fundada en da caridad in nila de Dios 4 los hombres: Hoy dia bien se puede decir que en todos los eel protestantismo ba pues-o el pié, esta reinando el paganismo ee Shee e es la adoracion de la razon hnmana en la libertad que se pro- clama, ylade laccarne, en cuyos goces se constituye la dicha del hombre, y 4 cuyo logro conspira ese lujo espantoso de lafhuger convertida por el pro- testantismo, qué se ha insinuado aun entre 10s catdlicos, en {dolo al cual di- rijen los hombres vanos sus adoraciones. Véase lo que decfa sobre esto cl sdbio Leipnitz,,cuyo espfritu tenfa mucha lucidezen materias religiosas aun en medio de ser protestante. «Es de temer dice que los que niegan el culto de los Santos, tachandolo de idolatrfa, no abran un camino anchuroso,

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