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oe del cielo, dejan aqui la mitad de su compuesto, para que duer- ma en el polvo, y los huesos aridos se alegren con la espe- ranza de Ja resurreccion venidera; pero esto no era la pauta para la Virgen, que habia sido el arca de santificacion, don- de Dios habia vivido. Su Hijo era el tipo de la resurreccion futura para todos los justos; mas, respecto de su Madre no podia suceder asi, pues para ella todo era presente: él resu- cité al tercero dia con su propia virtud, y su Madre habia de - resucitar tambien al tercero dia por la virtud del Hijo. Este _ dia era dia de gran solemnidad en el reino de Dios: era el dia de la proclamacion dela gran Reina; el dia, en que seria re- | conocida como tal por todos los grandes de la casa. de Dios, por los principes y potestades del cielo; el dia por fin en que coronada la Virgen con una grandeza y magestad nunca vistas y que jamas se volveran & ver, se senté en el trono ba- fiado con torrentes Agee. divina,. donde, vivey reina para siempre. fy labor werronrs dah Justo es por ‘antes abeei siguieek entre misteriosa, oscu- ridad, qué clase de corona reposa sobre aquella frente mas hermosa y serena que los cielos, y cual es-el reino donde manda esta Sefiora. fe chit Paice, Goo ea eee Las tres coronas. siete oss athe ibitbats — iwilsatog azoix airasly Miz APE ati Qu 4s ee tine as Grande es la dificultad que sentimos, al querer deseribir las fiestas del cielo en la coronacion de su Reina: y nos su- cede lo que al hombre que tiene el érgano de la vista sano y* Perfecto, pero 4 quien una enfermedad ha cerrado sus’ , pues al través de estos percibe que esta rodeado de luz, sin poder por tanto ver nada de lo que hay ilumina- do por ella, En el pueblo antiguo hubo un gran tipo anima- do de la Virgen, que delineéd en sombras la gloria que el Salomon celestial daria 4 su Madre en el dia de su entrada en el cielo: hemos fijado nuestra vista en la escena, donde el.tipo se presenté con tanta nobleza, y-hemos podido dis- TOMO III. 16