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_. 236 cielo, por haber invocado 4 la Virgen en alguna tribulacion, 6 en alguna.guerra con los enemigos de la. wae y haloes visto libres de aquella, y victoriosos.en estat... . Diez.y seis siglos han transcurrido desde que la reliant cristiana, despues de haber destruido la idolatria, empezé 4 dominar el orbe: y apenas hay uno solo que no. cuente mu: - thos favores recibidos de Dios por la intercesion de su Ma~ dre. Ni tampoco hay nacion, en donde no se hayan levanta- do templosy basilicas, para eternizar en sus muros la me- -moria de los beneficios recibidos *. Es verdad, que por efecto — del progreso vandélico de la ciencia moderna, mas amiga de coliseos que de templos, muchos de esos monumentos no — son hoy sino montones de ruinas, 6 quizds estan converti- dos por la filosofia del lujo y de la voluptuosidad en fabricas manufactureras, 6 quizis en usos abominables: pero, entre tanto el principio se conserva intacto. en el corazon de los fieles, y sobre todo en la Iglesia catdlica, la cual ha recono- cido siempre en la. Virgen 4 su protectora. ; Vamos 4 transcribir aqui para consuelode las. soni y para. fortificar la fe de los débiles, aos jeatimanion te:encier- snepion: abepe rh 4 Sonm athe a iiortas 4 que los ejéreitos ‘cristianos han conseguido de los enemigos de-la fe por la intercesion de la Virgen, en honor de la cual se han levantado templos en todas partes, y la Iglesia ha instituido festividades. Tales son la del Rosario, estendida 4 Aoda la Iglesia por Clemente XIII. en memoria de la batalla de Lepanto ganada por la armada _espanola contra los turcos, la del dulce Nombre de Maria instituida por Inocéncio XI. para perpetuar la memoria de otra gran batalla ganada en Viena por las tropas cristianas sobre los mismos turcos, y otras mu- chas de iglesias particulares que no hay necesidad de referir, pues estdin Henas de estos monumentos, las historias.de los pueblos catdlicos... 2 Si alguna nacion hay que tenga glorias en esta materia es nuestra Espafia: desde Coyadonga, de donde salié D. Pelayo con la bandera de la Virgen, hasta que Dofia Isabel Primera colocé sobre los muros de Granada sus estandartes victoriosos, pasaron siete siglos, y en todosellos combatie- — ron nuestros padres contrael moro, !levando siempre el ldbaro de la Cruz y el estandarte de la Virgen. Quien quiera saber bien la historia de Ja piedad de nuestros mayores, y el por qué de su valor indomable, lea 1a historia de las imagenes célebres dela Virgen que veneramos en nuestro suelo, y alli-hallaré los monumentos que acreditan la fe de nuestros ascen- djentes,y la proteccion que les dispense la Virgen: Maria. sak 4 OT ee
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