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233 historia de sus dogmas era el ordculo divino, que atestigua- ba la enemistad irreconciliable que el demonio tendria con una muger, devolviéndole esta odio por odio, porque habia de detestar todas sus obras, y habia de estar combatiendo abiertamente con é1 para destruirlas. Y esta doctrina se en- sefaba claramente 4 los martires, pues San Cipriano de Cartago escribia estas palabras: «en aquella muger estaba _ prometida la Madre de nuestro Seiior Jesucristo; esta. fué sefialada como el objeto de las enemistades de la serpiente; y por eso dijo Dios 4 esta, pondré enemistades entre ti y la muger: no le dijo, pongo, porque no se creyese que se refe- ria 4 Eva: era una palabra de promesa, que se trasmitia al porvenir.»‘ Asien todo tiempo la Iglesia ha llamado en su auxilio 4 la Virgen, confesando con la mayor solem- nidad su proteccion, su’ d, y sus resultados *,. 4. La que tanto ha protegido 4 la Iglesia contra los enemi- 208 ocultos, cuyos artificios se han- descubierto en las ma- raiias é.intrigas del error, mucho mas sensiblemente lo ha - hecho contra los: publicos, que se han presentado, haciendo alarde de fuerzas materiales para destruirla. La Iglesia ha hecho con las naciones, lo que un patriarca, venerable por su edad y por sus virtudes, hace con sus hijos, en cuyo en- tendimiento va imprimiendo los mismos principios y verda- des religiosas, que le han servido 4 él de base de operacio- nes -_ — - en iano ineonia a amor cyt : he j ThE OF If ror ae “gt fits. #5 ers 1 Lib. 2. Testim. ady. Jud., cap. a fog Ba ES) BS aR _ 2° Era en el siglo quinto cuando los. Padres del Concilio-efesino pro- clamaban 4 la Virgen Protectora de Ja Iglesia, cantando solemnemente aquelia oracion que decimos cada dia, Santa Marta, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Entonces se dijo ya que ella era la que destrufa los errores y heregias en todo el mundo, y desde entonces tambien empez6 d repetirse en todo el orbe aquella de- precacion, Santa Maria, socorre 4 los desgraciados, ayuda 4 los piRilinimes, consuc- la & los que loran, ora por el pueblo, ruega por el clero y por las mugeres con- sagradas 4 Dios, y sientan tu amparo todos los.que te invocan. Entonces quizis se saludaba ya 4 la Virgen ¢on la Salve, Regina, Maler misericordi@, pues se pierde la antigiiedad de esta oracion en lz oscuridad de los tiempos, y se cree que viene de los apostdlicos.
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