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in, debemos advertir una circunstancia singula se nota en este venerable Vicario de Jesucristo. "Todos los soberanos Pontifices han profesado un amor y una venera- cion especial 4 la Virgen Maria, y la han invocado en las necesidades de la Iglesia, como nos lo ensefia su historia:y podemos afirmar sin género de duda, que estos maestros de la verdad, defensores de la justicia y del derecho de los hombres, y sostenedores de los tronos, antes de hablar al mundo, se han postrado con humildad ante la Virgen Ma- ria, rogandola que les aleanzase de su Hijo luz para ense- fiar la verdad, valor para defenderla, y gracia y misericor- dia para el mundo. Pero, pocos habré que en ese punto hayan llegado 4 donde ha llegado el venerable Pontifice, que colocé sobre la frente de la Virgen la diadema, que la Iglesia catdlica representada én los obispos la ha consagrado, declarando é! desde la Cétedra del Espiritu Santo, que era ‘doctrina de fe re ala que ensefiaba, que esta Virgen fué preservada por Dios de caer en la mancha de la culpa ori- ginal por los méritos previstos de su Hijo Santisimo. Véase ademas que no hay apenas una carta enciclica, ni una alo- cucion solemne de este venerable Pontifice, en las cuales no se inculque 4 todos, Obispos y fieles, que acudan al patrocinio de Maria para alcanzar de Dios la gracia. Grande es Pio IX, y lo es hasta por confesion de Jos enemigos de la Iglesia: pero su grandeza, asi como sus obras, forma una bellisima . guirnalda tegida de mil flores, en ty doe hojas sé lee, La Vagos — age ag eerth ot Sad F La Virgen, proteetora de lela Iglesia. ‘diab nite sirven de encabezamiento 4 lo que va- mos & decir son : consecuencia natural de la naturaleza de oopsenren ep deeectinaeeii de todo el orbe: solo éi en esta época de apostasia universal se ha atre- vido i decir 4 la humanidad entera, que si no retrocede de esa marcha que lleva, se hunde; y para que no suceda tal desgracia, llama ahora mismo 4 Roma 4 cuantos obispos hay en el orbe para hablar, y decir al mundo la Ultima suerte que le cabrd, si no oye su voz.
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