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225 : : ir con la gracia y piedad divinas, despues del de ver Dios, ha de ser el de saber ese gran misterio de la influencia per- pétua, diaria, constante y universal de la Virgen'en todas las obras buenas, en todas las empresas saludables, y en to- das las acciones, chicas y grandes, de los santos para pro- mover el. bien de'la sociedad humana; porque aqui creemos, y casi tenemos ciencia de ello, que la Virgen es como una fuente de aguas vivas, que riega las inteligencias de los buenos '; pero el modo como lo hace, las veces que lo hace, y los frutos que se allegan para la sociedad, es cosa miste- riosa, que no podemos descifrar hoy, y que algun “ are mos con gozo inefable de nuestra alma. Cerremos esta disertacion, poniendo aqui como corolario ‘de lo dicho 1a consignacion de un hecho, que apenas tiene los diez y ocho siglos, que cuenta de existencia la Iglesia ‘catdlica. Hay. hoy dia en la gran familia.de Adin un hombre, que parece destinado 4 ser el asombro de los siglos. Hace mas de veinte afios que él solo esté combatien- do cuerpo 4 cuerpo con poderosas falanges de enemigos de la verdad: y cuando los reyes y los pueblos arrastrados por un vértigo inexplicable desconocen el derecho natural y ata- can el divino: cuando se estan estableciendo como ‘principios . de gobierno las mas absurdas maximas, y 4 su impulso se ven caer, uno -por, uno, los. tronos/ intentando envolver'en sus ruinas las instituciones venerables dela. revelacion: ‘cuando se intenta reducir 4 maximas de puro. Maturalismo los dogmas divinos y los preceptos, para. -euya. promulga- cion fué necesario que el Hijo de Dios se hiciese hombre: cuando. por fin, hombres ripbsnananaseare ated ere “7 seat at “+ BP Abad iid Tuicense explica esto con una analogia bellisima: dice asf, hablando con la Virgen. «As{ como al principio manaba una fuente, que regaba la superficie de toda la tierra: asi brota de ti, 6 ben- dita tierra, aquella fuente que era en Dios, siendo luz verdadera, co- mo esta escrito: en ti estala fuente de la vida, -y en tu luz veremos la luz. Sube de ti aquella fuente, yuelvyo 4 decir, que no tiene el principio de ti, sino del corazon del Padre, de quien viene 4 ticon toda afluencia de aguas vivas, haciendo de ti una fuente inagotable. Y ypara qué mana.e ti? Para regar la superficie de la tierra. (Lib. 4 in Cant.) TOMO LI. 15
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