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224 A Lldmase 4 esto en el idioma humano civilizacion: pero) sj se va, & buscar el origen de este progreso, se ha de venir4 parar 4 la religion, que ensefia 4 sus hijos que la caridad lleva al que la tiene, hasta el punto de dar la vida por sus hermanos ', y 4 la Madre de la Iglesia que se digné ensefiar 4& sus hijos, que el modo de socorrer las desgracias, pibli- cas del pueblo aherrojado p r los barbaros, era enseilarles 4 estos la caridad. La continuacion de estos actos es lo que ha. vencido 4 los déspotas de Oriente, mucho mas que Ja fuerza material de las armas! Cuando decimos que la Vir- gen inspiré 4 un rey cristiano y 4 dos siervos la idea de redimir 4 los cautivos, no expresamos tan solo una accion aislada, sino un pensamiento civilizador en sumo grado, que devolvia individualmente 4 un hombre los derechos perdidos 4 manos de la violencia y la barbdarie; pero al mismo tiempo preparaba el camino 4 aquella civilizacion que el Evangelio habia de llevar al seno de los pueblos barbaros, obligando- los, 4 pesar de sus leyes empapadas en sangre y saturadas de excesos\de despotismo, 4 que respetasen la vida y los de- rechos del hombre, y no le obligasen con Ja’punta del alfan- ge.d abrazar lo que solo puede abrazarse por una libre elec- cion de la voluntad: Tan cierto es, que donde quiera que lle- ga el Evangelio, deja ciertas rafagas de luz, que al fin disi- — pan en todo 6 en parte, las tinieblas del error, ee prevalecen spre eementirre. Si nos fueran conocidas las influencias diarias y las ope- raciones misteriosas, con que la Virgen trabaja en el cora- zon de los encargados de mantener en la sociedad humana la ilustracion que su Hijo la ha traido del cielo, nos lenaria- mos de asombro. Yo me atrevo 4 decir, que uno de los goces mayores que pene de ERE en el cielo, & donde, eae pues encuentra entre los retinas 4 sus compatriotas, viviendo pa- cificamente entre los fandticos adoradores de la sensualidad, el obispo, el sacerdote, la hermana de la caridad, el comerciante, y hasta el aven- -turero, sin que nadie los moleste. La caridad, que vive unicamenten -la vérdadera Iglesia, ha conquistado el mundo. a { Joann. cap. 15, v. 13.
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