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210 de] cual se ha labrado ese pan y la vid frondosa que nos ha dado ese vino. La parte que tiene la Virgen en la reparti cion de ese alimento, es todavia mayor, que la que tieneen _ la buena obra el labrador opulento, que riega con el sudor de su rostro el campo, y lo siembra de grano_escogido, y despues lo siega, lo muele y lo hace pan, para alinientar4 ; los pobres, dandoselo con sus propias manos. Porque.en el labrador todo eso es extrinseco, pero en la Virgen no: por- que cuando ella dié su cuerpo al Espiritu Santo, para que formara de él el que seria del Hijo de Dios, le dié su vida, su sustancia, su carne, su sangre, se did, por fin, &si misma, Y eso mismo da Jesucristo 4 los hombres: «les da, dice el — Criséstomo, para. su salud todo lo que recibié para hacerse su hermano en la naturaleza humana.» ©... _ Gran-luz derraman estas palabras para ver el cardcter ~ peculiar de la Virgen, pues aparece dando ella 4 cada uno de los justos el pan del cielo que los nutre y fortifica. Todos aquellos que tienen en la Iglesia la vida de la gracia,y per- tenecen 4 la parte mas noble dela misma, 4 su espiritu *, pueden decir con toda verdad, que reciben de la — 8 ue necesitan para conservarse fuertes y vigorosos en el meee ‘su Hijo. Olgase & San Pedro Damiano con qué pro- ~ 4 Hom. 61, ad popul. Antiochen. Llamamos parte superior, 6 mas noble, y espiritu de la Iglesia 4 esa muchedumbre innumerable de almas que viven en ella, unidas 4 sn cabeza Jesucristo por la fe y la caridad; las cuales, generalmente hablan- do, se mantienen en esa yida lozanas y fuertes por la frecuencia de los Sacramentos, y muy en especial de Ja Eucaristia, en la cual reeiben la carne y sangre del Hijo de Dios, la cual se formé de la carne sacratisima de su Madre. Porque, aunque hay muchisimos en la Iglesia, los cuales son sus miembros y pertenecen al cuerpo mistico de la misma porque no han perdido la fe, la cual es la que nos hace propiamente. pertenecer 4 ella, sin embargo, como no tienen caridad, su fe es muerta ‘como dice el Apds- tol Santiago (cap. 1, v. 26), y por consiguiente tambien su vida es muer- ta, no obstante que tengan el fundamento y la raiz de esa vida que es la fe. De estos decimos que estan en el cuerpo, y que son de la parte inferior de la Iglesia teniendo el nombre de cristianos, pero no el espl- ritu de ella, porque no viven 4 la gracia de Jesucristo. (Vid. Perrone Prelection. Theologic. tom. 1, tract, de Eccl. Christ., cap. 2)

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