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10 nuneiaban, y aquellas manos, que repartian gracias y favores; mas con todo eso, no’ lo"bendijo 4 él diz > rectamente, sino 4 la Madre que tuvo: las alabanzas directas fueron para esta, dando 4 entender, que asi como lo que fuese alabanza de Jesus, loera desu Ma- dre, asi tambien lo qué fuese' gloria’ para la Madre}: lo habia de™ ser para ‘él Hijo: | Dichos ‘es; dijo, el vientre que te Uevd: benditos' son los ‘pechos que ma- maste * Y°al decir estas palabras, signified, sin ‘sa- berlo, que entre Jestis y Maria habia una comunica- cion de glorias tan extensa’y tan’ iftima,’que con- vendrian 4 los dos con identidad perfectat) © 5 | Todo esto habia pasado en la vida’ de la Virgen al Jado dé su Hijo: no 16 faltaron bendicionesy ala: banzas por’ ‘parte ‘de los hombres;"aunque fuesen es- tas Gomo las Inces’ areostatioas’ que brillan un mo- desaparecen en Otro. Pero no era aquella la — a difusion) general de los misterios, que Dios habit bralto nm Maria, nila impresion general dest conocimiento en la mente de los ‘creyentes habia Ilegado todavia. La fe no habia echado raices - en los corazones de los hombres; y por mucho brillo que las excelencias dé‘la Madre de Dios hubiesen der- - yamadoénel horizonté de la ‘humanidad ,-habriale’ cabido 1a misma suerte que tuvieron las de sw Hijo. Lal ‘muerte y pasion de este catisaron en los:dis- cipulos una impresion tan triste}: que~ pareciao que: un tupido crespon ‘habia’ cubierto los ojos de sus al mas, para no ver ninguna de las profecias que ha- ' Luc,, cap. II, v. 27,
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