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— cid en ambasregion ~ amores, dice. , se hicieron para si dos ciudades, terrena una, _ celestial otra: el amor de Dios con menosprecio de si mismo 156 para contemplar despues la destreza como ella saca las saetas, y entesa el arco y las dispara contra el enemigo, cla- vandoselas en su corazon. a Ack _ El gran imperio derribado. oy ~ Es sabido que con la rebelion del primer hombre sucedié en la tierra lo mismo que habia acaecido en el cielo. Hubo - una ruptura formal entre Dios y el hombre; este tenia su corazon lleno de los encantos del amor de las cosas del cielo, © hasta que abrié ese mismo corazon 4 sugestiones malignas, y entonces el amor de lo bello, de lo sublime, de lo que hace ~ feliz 4 quien lo posee, se subié por decirlo asi al parage de donde habia bajado, y el hombre empez6 4 amarse demasiado 4 si mismo, y despues.echéd miradas avidas y ansiosas sobre _lo que veia; amé lo que no lo hacia feliz, puso su corazon en las riquezas,y se deleité en el fango de la sensualidad. San . Agustin con la elevacion de su ingenio describe lo que acae- » la del cielo y la de la tierra.» Dos eché los cimientos de la ciudad celestial: el amor de si me con menosprecio de Dios los de Ja terrena *.— Desde aquel fatal acontecimiento el género Runhse fué el retrato verdadero de un principe nacido en cuna de ae educado en’ modales cual conviene ‘al hijo de un rey, el cual, legando, 4 Ja,edad vigorosa, se deja arfastrar de las pasiones degradantes, da su corazon 4 las rameras, se en- trega) 4 toda clase de liviandades, y desterrado por fin del reino por haber afiadido 4 sus! costumbres depravadas la rebelion contra el rey su padre; se olvida de su nacimiento, - hace trizas el ultimo retazo de purpura que le quedaba como resto de su grandeza real,.y al fin se revuelca en ¢l: -_ ! Div: eieik de Civit. Dei, lib. 14, cap. ultim. / | } |
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