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132 santa Madre de Dios. Por ti es santificada y adorada la mis- ma Trinidad; y todas las criaturas despues de conocer y despreciar la vanidad de la idolatria, han adorado la cruz y recibido el bautismo.» ;Qué doctrina tan. sublime, pero al mismo tiempo tan ilustradora, sobre la beatisima Trinidad! )Qué inteligencia humana por limitada que sea, dejaré de entender que las personas divinas no son puras .abstraccio- nes de la razon, sino tres. personas realmente distintas, ‘cnando ve y sabe que la segunda, que es el-Hijo, cumple un hecho positivo y sensible,.como es,el de tomar carne.en el seno de Maria, vivir con los hombres-y morir/en un madero? iQuién al creer que muere l Hijo, sinj que mueran ni pa- dezcan el Padre, ni el. Espiritu Santo, no;comprende. que siendo Dios quien espira en la cruz, hay en. cada una de las tres divinas personas una naturaleza indivisible é ingene- rable, con las mismas perfecciones esencialmente tnicas ¢ indivisibles, pero teniendo,ademés cada una de ellas las pro- piedades de su personalidad -incomunicables 4 otra persona? Cuando, el que espira:enel Gélgota:invoca 4 su Padre y ha- ‘a 4 su Madre ; chando promete 4. los Apéstoles elenviodel — Espiritu Santo; qu ) la unidad de esen- cia y la trinidad e. personas? Preciso es Aecirlo: el cristia- nismo entero es un hecho sublime, encerrado todo en la maternidad de Maria; Maria lo descubre; Maria lo hace os- tensible, Maria lo manifiesta, mostrando 4 su Hijo como al rey de los siglos, al consumadory autor de nuestra fe, al Hijo de Dios, 4 su propio Hijo y por fin, 4 nuestro hermano. Concluiremos este asunto interesantisimo, haciendo una pregunta. ;Tenia razon San Bernardo para,afirmar que Ma- ria es el complemento de la Santisima Trinidad? En verdad no la completa en ella misma; porque es un Dios infinito: pero la completa en sus obras extériores, 4 las cuales con- curre, y en el conocimiento que nos suministra de su unidad de naturaleza»y distincion de personas: Si queremos pues elevarnos hasta Dios y tener nociones exactas de sus perfec- es no pongamos ante nuestros ojos los prismas seduc- de una ciencia depravada, que se ha decorado con el nombre de filosofia para sorprender 4 los incautos. En el es-
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