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129 dre'un vinculo de amor eterno, el cual es inmenso, ‘infinito, omnipotente, y por fin, Dios como lo es él. Esta tercera per- sona tiene la misma esencia y naturaleza del Padre y del Hijo, pues dice éste del Espiritu Santo, Jo mismo que dice de si mismo '; pero tambien es otra persona realmente distinta, porque él es quien lo’ha de enviar cuando suba al cielo *. Ademéas tiene un oficio propio suyo, cual es el de santificar las altias y Wenarlas de la sabiduria divina, encendiendo en ellas el fuego de la caridad, lo que tambien explicd Je~ sucristo con palabrasy obras; pues al dar 4 sus Apdéstoles la facultad de perdonar los pecados, les dijo estas palabras: Recibid el Bspiritu Santo *. ‘Y cuando les promete que lo ha de enviar del cielo, les: asegura tambien, ang a, haveeense- ' far toda poral Meee) 7 Treinta afios habia: cdl tattle et i aie ioe foi mn. eter- ge na en el seno del Padre, y Pryor a Sian ort Madre. jHabria algun sér criado que por sus propias ‘fuerzas lega- se 4 entender estos secretos? * ;Podria ninguna criatura in- ternarse en las potencias de Dios y saber sus obras? Solo la Virgen que conservaba en su corazon los secretos de la divinidad *, podia hablar y tratar materia tan inefable. Ella podia decir ada ao SED amado estas pala- piibebaee Leque he visto en mi Padre. den cap. 8 . ) V ae mismo que me mandé, me ordend lo que debo decir, y cémo, he de hablar. (lap: 12; v. 49.), Otro tanto dice del Espéritu Santo. No hablaré de suyo, sino: que dird todas las cosas que,habrd.oido. (Joann. cap. 16, ¥. om enn eet de-lo mio y os lo onunciard. (vi 14.) -- 2 Joann. cap. 15, v.26. 5, Joann. cap. 20, v. 22,. 4 Joann. cap. 16, ¥. 13. .% Cuando San Pedro confesé la divinidad de Jesucristo, contestéle este, que no la carne, ni la sangre, sino su Padre celestial le habia re- velado esa verdad. (Mat. cap. 16, v. 17.) No es posible conocer la unidad de Dios en esencia con 1a Trinidad de las personas por las solas luces de Ja razon. ® Luc. cap. 2, y. 19. TOMO III. 9 4 # 7g a a