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121] bres; suelen venir sus palabras ial con tanto aparato, que imprimen terror en el pueblo'. Ahora ya no sucede asi: hablaré el Padre, hablara su Hijo, y se dejara ver el Espi- ritu Santo, y todo se hace con tanta dulzura y suavidad, que encanta 4 los hombres, y atrae al pueblo,. y consuela los corazones. f. Es un nuevo érden de cosas y una transformacion com- pleta la que se advierte en el mundo, en las inteligencias de los hombres y én sus corazones. En las riberas del, Jordan, y en las cimas de los montes, donde tantas cosas han pasa- do, capaces de helar la sangre 4 los mas valientes, ora por- que una veces bajé fuego del cielo y consumié 4 los hom- bres *, ora ‘porque resonaron los collados y los valles con los gritos de anatema de parte de Dios, 4 los, infractores..de la ley*, sé ven éscenas en e terne oras, cuales jams se ha-.. bian visto. Mientras que el Bs tista se encuentra asediado. de turbas sin niimero’ que :acuden 4 él 4 ser bautizadas, se acerca un joven hermoso que acaba de cumplir treinta afios, quien tambien pide el bautismo: pero apenas le ha.recibido, los cielos se abren, y una paloma blanquisima baja de ellos, oyéndose una voz consoladora y celestial que dice desde las alturas, que aquel que acaba de ser bautizado es el Hijo muy amado del Padre, confirmando lo que dice la voz la. presencia del Espiritu Santo, q que descans re éLen la: sal Ilisima forma de la p: oma qt » bai ddyes ere Fué esta l primera vez, ie 3s vieron con, Parag la claridad posible > al sol (de gute, ¥ oyeron con asombro._ lo que nunea habian oido, Dios declaré solemnemente que. tenia un Hijo, y se lo most al Jinage Dumas sanenienal . 4. Cuando el o Sefior amas en él Sinaf al pueblo escogido para darle su ley, despues de haberlo sacado de Egipto, fué tan grande el terror-y el espanto que le sobrecogid, ora por los truenos y relémpagos, ora por el sonido de las trompetas y las amenazas de muerte al que tocase 4 la raiz del’ monte, que se fueron sus mayores 4 Moisés y le digeron estas palabras de parte del pueblo consterhado: Héblanos tt, y oiremos; pero, que no nos hable ' Dios, no sea que muramos. (Exod. cap. 20, v. 19.) 2 § Reg. cap. 1, v. 10. 3 “Deuter. cap. 27. + Matth. cap. 3, v. 16, 17.
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