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117 cia del Sefior. Todo esto nos enseiia la Virgen en a fruto de su vientre. SSE Ht Sorprende en realidad el ver cémo Dios se vale do-ana criatura para manifestarse 4 los hombres con toda la gran= deza y magnificencia de su sér; pero resplandece en esto la ae sabiduria infinita, que escoge los medios mas andlogos 4 la - debilidad de nuestro compuesto, & fin de que tios elevemos 7 hasta los resplandores de su santidad infinita, sin que se ofusque nuestra pequefiez. La manifestacion dé Dios los hombres por medio de la encarnacion es un hecho tan por- tentoso, que pone un valladar 4 la misma omnipotencia di- vina, pues no puede Dios hacer ya mas por el hombre. Des- \ cubrese entonces la Persona del Padre, que envia 4 su Hijo al mundo. para ques se haga hombre, dandolé el mandamien- to de ensefiarnos los misterios de su amor, y de morir por nosotros, para recibir él con st muerte una satisfaccion com- ~ pleta y pereb edt ante we nuestros pecados, y ser este para siempre el mediador entre Dios y los hombres. Con solo esto se descubre que Dios tiene entrafias de misericordia, que ama & los hombres con caridad eterna é infinita, pues tiene un Hijo, 4 quien no puede menos de amar, y en él 'y por él nos adopta 4 todos, para que seamos con él herederos de su gloria. Revélase tambien la existencia de este mismo Hijo, quien siendo indivisible é inseparable de su Padre en la naturale- za, desciende personalmente 4 las purisimas entrafias de una Virgen, y ‘sin. dejar de ser Dios de Dios, luz de luz, resplan-" dor de la glo loria incteada y figura de la sustancia del Padre, se reviste de nuestra naturaleza, tomando un cuerpo como'el nues oy ‘sometiéndose & todas las miserias inherentes & la criatura débil y perecedera, las cuales empiezan por el va- gido infantil de la cuna, y concluyen con el suspiro triste de la muerte. Se nos manifiesta tambien el Espiritu Santo, cuya virtud divina cubriendo con la blancura de sus alas el can- didisimo seno de una muger, forma en ella aquel cuerpo, que ha de ser el cuerpo real y verdadero del mismo Hijo de © é Dios, de quien él procede: y resultara de ahi, que ninguna. criatura sino esa misma muger tendra participacion en esta . i