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rR * de las pasiones, y-lo. e nich ne _ 103 Mas dilatada fué la herida de la voluntad, porque aban- donado el amor, de lo bueno y de lo recto, se arrojé esta lo- camente-en la senda del mal, y fué precipitandose en él cada vez mas. Y no hay que decir que falté al linage humano el medio.de conocer.a Dios, ni de distinguir el bien del mal, Jo justo. de lo injusto,.sino que se ha de confesar que, cono- cian el bien y abrazaban el mal. En esa. corrupcion general del linage, humano, se descubren los males que. produjo la apostasia de nuestro primer padre: las pasiones del alma que la habian de ennoblecer , dandola. vigor. en sus tendencias hacia la,asecucion. de lo bello.y lo sublime de la. perfeccion, por lo.cual. Ja. misma alma. habia de. suspirar, tomaron un sesgo contrario, por haber la misma alma fijado sus miras en la tierra, en vez de haberlas: dirigido al cielo.. Témese por punto de | n el amor,. esa pasion ‘by lisima del alma, de la. cual salen como de su foco,-y 4 la cual convergen como & su centro todas. las acciones humanas, y se comprenderé cudn cierto es que el hombre es en el érden moral lo que ama, como dice San Agustin: si ama la tierra, es terreno, silo celestial, celestial. El amor que debidé elevar alalma hasta abrazarse con.el bien sumo, que es Dios, en vez de dirigirse como, fuego purisimo y sutilisimo hacia el cielo, se derramé.como fuego fosforico de osamentas dridas sobre la tierra, donde no encontré mas combustible que las inmundicias de la carne, la 0 guez del orgullo, lo brutal L de lacorrupcion. Los hombres corrompidos lejos de querer conocer 4 Dios, deseaban que no lo hubiese, ‘volviéndose todos ellos abominables en u pr NOT “sencia, y BO saliendo de sus lenguas palabra alguna, Tae a : _ fuese tan fétida como sus deseos’. En esos hombres la car- ne prevalecié sobre el espiritu, el amor profano sobre ‘el casto, el amor de la tierra sobre el del cielo, el de la criatu- ra sobre el del Criador. Pero no por eso estaba la voluntad encadenada al mal: si por su malicia se quiso saciar en la corrupcion, tambien pudo con la gracia celestial hallar sus delicias en el encanto de la pureza y del amor santo. » 1 Psalm. 23, v. 2. ene
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