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100 estan puestos |en ti los ‘ojos de todos, pues los angeles hallan alegria, los justos gracia, y los pecadores misericordia. Jus- tamente | se2 dirigen 4 ti las miradas dé todas las criaturas, porque en ti, por ti y de ti, la mano del Todopoderoso ha ek i Pere aes _Hauie salido al Principio’ de sus WU Srcora-cal shmiemtatic ys orctsed e its Y. . et‘Tv. aSTOUMOd “ebro j “SH BOKah gM koa fig Scsenadainthiiihiebes oh: isis eviden’ que la existencia de la Virgen ha causado dee ODE EE ie un Sue ovacion en la sociedad . En él 6rden moral se ha ¢ope- MEG FT rad un cambio tadical, 7 ‘la misma sociedad se ha visto ele- vada 4. un punto de perfeccion que no habia sido conocido: hasta entonces, entrando poco 4 poco el linage humano en un ‘centro de donde estaba separado, purificéndose las ideas del espiritu, elevandose los sentimientos del corazon, adqui- riendo |por. ‘fin una vitalidad que antes no conocia, como: si hubiese convalecido de una enfermedad que hasta entonces -inerte aeslo, ¥ pe . ¥ en efecto el linage no se 2 riporelats remedio! alguno, ew no sé presents la Virgen en medio de él. ‘Dilatadas y profundas fueron tad’ heridas que el pecado original causé en él alma de cada uno de los hombres, pues toda ella quedé pobre y desnuda de la gracia que Dios ha- bia prometido darla, si su primer padre se mantenia fiel en la tentacion por donde tenfa que pasar: y una vez privada de esta’ gracia, el entendimiento no vela las cosas de Dios con claridad, y la voluntad se inclinaba’ mas’ ficilmente’ al mal que al bien. De estas dos heridas la mas eee an ‘funda faé la voluntad. En el periodo de tiempo que media aad’ la ‘enitn del hombre hasta la venida del Redentor, debemos decir que se ‘formd un ¢aos dé tinieblas, que como denso. y burdo- mhanto 1 Serm. in die Pentecost. pale bas dos heridas de ana eenin sigma ab ney profandas, ‘é las cuales | ar
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