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= ed , a PRS a we . a ea ’ aa04 96 alma traspasada por espada cruel, al ser r testigo de la muer- te de su Hijo *. Contémplese -por un momento la magestuosa série de afectos que todo esto engendra en el corazon de esta Madre, y se verd Ja admirable elevacion de sentimientos hacia Dios. Participaba ella, dice un Santo Padre, de la caridad de su Hijo, y lloraba sin consuelo por los que se condenarian por su propia culpa*. Habia aqui ya dos afectos, dos athores que eran dos colosos: amaba 4 los pecadores de tal manera, que diera su propia vida porque no se Perdieran: pero su vida no valia para ese objeto, pues era necesario que fuese Ja vida de su Hijo. Y al pensar en esto, le salia al encuentro como un gigante el amor de su Hijo, piies su vida era de un valor infinito y no quisiera verla perecer. Sucedia entonces en el pecho de la Madre lo que acaece en la arena, donde com- baten dos gigantes: estos gigantes eran el amor del Hijo y el amor del mundo y cada cual pretendia llevarse la victo- ria *. Pero hagase una abstraccion, y establézcase una hi- pétesis por via de argumentacion: ‘prescindase por un mo- mento de oe orden abe ta que habia. en los afectos del udre ense las cosas segun el r oi el mundo p r la concupiscencia, y ae atic bien tristes. ,Cémo se ha de per- der el valor infinito de la vida de un Hijo Dios por las pre- varicaciones de los pecadores? jCémo ha de prevalecer el amor de un mundo malvado sobre el de un Hijo, que es la bondad por esencia? Pero la Virgen ordenaba todos sus afec- tos al amor divino; y puesto que el Padre queria-que-su pro-’ pio Hijo muriese, ella no queria sino lo que Dios tenia dis- puesto, y deseaba por Penge? que muriese su Ep por- -4 Lue. cap. 2, v. 84, 2 §. Amadeus, Homil. 5 de latidib. Virg. 5 Santo Tomas de Villanueva nos describe con sencillez y elocuencia este combate y dice asi: «In pectore Virginis ut in campo plano duo illi gigantes amores decertabant, amor Filii et mundi, sensumque Virginis in diversa trahebant. + (Conc. 2de Assumpt.)