BCCPAM000542-2-33p02d00000000
Hijo del Altisimo, y le dard Dios el trono de David su padre, y reinaré en la casa de Jacob para siempre, y su reino no tem dra fin '. Con estas palabras cumplié el arcangel con la primera parte de su embajada, manifestando 4 la Virgen el misterio - ’ ® : ! Luc. cap. 1, v. 30, 31, 32, 33. : No podemos menos de transcribir aqui una idea que encontramos en el sermon, que San Isidoro de Tesalénica escribié sobre la embajada del aredngel, debiendo advertir, que no pretendemos decir que lo que el Santo afirma, sea realmente lo que sucedid, pues ni el mismo lo crefa asi, sabiendo mejor que nosotros, cual es la naturaleza de los angeles. Pero en los argumentos que hace el Santo se ven dos cosas; una, la fe de los’ Santos Padres y de la Iglesia, que siempre tuvo por muy superior 4 los Angeles 4 la Virgen, pues pintan 4 Gabriel como embarazoso, sin saber cé- mo dirigirfa la palabra 4 esta Sefiora,y hasta algo turbado del gozo que tenfa, por haberle tocado la dicha de ser el nuncio celestial: y otra, la allt- sima estimacion que la Iglesia hacia desde el principio de las excelencias de la Virgen, pues los Padres de tanto ingenio se tenian que valer de to- dos los medios de la elocuencia humana, siquiera para explicar algun tanto, y nada mas, las grandezas de esa Sejiora.-Dice pues San Isidoro, que apenas le dié el Sefor sus érdenes al arcdngel, fué tanto el gozo que tuyo, que apenas podia sobrellevarlo: y como aquel que no puede con su peso, va corriendo 4 dérselo 4 quien lo pueda Hevar, asi Gabriel yold con toda celeridad hasta llegar junto 4 la Virgen, olviddndose, en fuerza del g0zo que tenia en pensar que iba 4 saludarla, hasta del nombre: asf ape- nas la vid, la dijo, Dios fe salve, llena de gracia, deponiendo asi el inmenso pe- $0 dé gozo que Nevaba, y dandosclo & quien tenia fuerzas para Heyarlo, porque estaba con ella el Sefior, y pronto iba 4 ser su madre.» (Serm. n.” XII.) Al poco tiene el ‘arcdngel que explicar 4 1a Virgen el misterio de su maternidad, diciéndola; No temas, Maria, porque has hallado gracia de- lante del Senor.» Y aqui por fin, dice el Santo Padre, ya le vino al dngera la memoria el nombre de la Virgen: habia ya depuesto el peso inmenso de gozo que trafa; y como si ya tuviese mas facil la respiracion, le habla con mas desembarazo, llamdndola por su propio nombre, y diciéndola; no temas, Maria, (1d. ibid., n.° XVI.) No puede darse una invencion de oratoria mds admirable, ni mis ade- cuada para hacer comprender 4 los fleles la dignidad de Ja Virgen, pues -se hace presente que 4 uno de los espiritus mas cercanos @ Dios, le causé tanta alegrfa el solo pensamiento de tener la dicha de ir 4 saludarla, que casi no podia hablar en fuerza de la alegria, y que solo despues de ha- berla saludado, pudo quedarse sereno, porque posefa ya aquella dicha jnefable de haber hablado 4 la Virgen. ] 3 | 1 ’
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz