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¥ © 41 sos que habian salido jamas de corazon alguno, diciendo con — la esposa de los Cantares: he hailado al que ama mi alma: lo ten- go ya, y no lo dejare'. Entonces arrodillada ante el acatamiento divino, levanté sus santisimos ojos al cielo, y extendiendo hacia él sus manos virginales, se ofrecié de nuevo al Es- piritu Santo por esposa, consagrandole tambien de nuevo su alma con todos sus pensamientos, su corazon con todos sus deseos, y su cuerpo con todos los sentidos, diciéndole con el corazon enternecido: «O Sefior, omnipotente, altisimo: yo te alabo y bendigo, porque has quitado el oprobio 4 mi prime- ra madre Eva, y por tu misericordia inefable con que tienes decretado enviar 4 tu Hijo al mundo, para que converse con los hombres: haz, oe que mi corazon sea su habitacion pura é inmaculada. » Si tan elevada fué la oracion de la Virgen en el primer momento de su morada en el templo ;quién podré com- prender hasta qué grado de amor divino llegé en los doce afios que vivid en él? Dice San Tarasio, que siendo ella de una edad muy provecta aun en su nifiez, adoraba sin cesar al Sefior, y como recibia e] alimento de mano de los ange- les *, apenas se la veia conversar con los hombres: su ocu- 4 Cant. cap. 3, v. 4. 2 §. Tarasii Orat. in Deipar. Presentat., n.° XI. ‘5 Se conservaba esta tradicion tan arraigada en la Iglesia oriental, que dicen lo mismo varios autores que trataron sobre esta festividad. San Isi- doro de Tesaldnica lo dice en dos parajes” ‘diferentes del mismo discurso, atirmando, que se le permitié 4 la Virgen que viviese en el lugar santf- simo del templo, amado el Sancta Sanctorum, y pone en boca de Zacarias estas palabras «entra, 6 nia, con confianza en tu santo templo; pues este *domicilio tuyo puede llamarse mejor que de ninguno: te entrego Ja casa «de Dios, donde solo puede entrar el pontifice una vez al afio. Ve por stanto, hija, al jugar santisimo, pues tt recibirds en ti al Santo de los *Santos, y nos dards 4 todos la santidad.» (de Presentat. Deipar., Serm: n.° XVII.) El mismo Santo en el mismo discurso hasta intenta demos- trar que ef templo de Jerusalén se hizo de érden de Dios, para que algun dia sirviese de habitacion 4 la Virgen, y dice estas palabras. «Ast como Dios, antes de criar al hombre, hizo por ¢1 el cielo,y la tierra y todas las cosas-visibles; convenia del mismo modo, que por este hombre nue- vo, mas sublime que los angeles, la;Virgen, se hiciese una morada mas hermosa que todas. Es hecha esta morada, y si reci)'id el renombre de

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