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hagémoslo con amor en el corazon, y con Serniire en el alma: | Maria; Maria es este nombre. ; Costumbre ha sido de todos los pueblos poner un nombre 4 cuantos nacen en su seno, llevando siempre aquel aleuna significacion: pues, aunque no sea mas que para conservar la memoria de sus ascendientes, cada padre procura dar 4 su hijo un nombre recordativo de lo pasado. Y es tal el deseo que anima 4 los hombres de llevar un nombre que no esté vano de sentido, que si fueran sabedores del porvenir asi como son de lo pasado, buscarian en los secretos de las len- guas las palabras mas escogidas, para significar lo que cada uno ha de ser, en el nombre que le dan. La ciencia humana no llega 4 esto, y solo despues que un hombre ha pasado por el teatro del mundo, suele darle un sobrenombre que expresa las hazafias que consum6, los beneficios que pres- t6, y aun algunas veces las injusticias que cometié. Este privilegio es tan solo propio de alguno que otro individuo de la gran familia humana, destinado en los consejos di- vinos 4 realizar obras portentosas, pues 4 estos Dios mismo se ha dignado dar el nombre, como se lo did 4 Abrahdm, 4 Isaac, & Jacob y 4 otros. Pero ninguno merecié llevar uno como el de la Virgen, pues contiene en si el compendio de lo que habia ella de ser en el érden de la naturaleza, yen el de la gracia. No es por tanto este nombre vacio de signiftcacion, como son los que, por adular 4 algunos reyes del mundo, se les im- ponen 4 los principes recien nacidos: ni tampoco significa una sola cosa presente, 6 futura, acaecida, 6 por acaecer en la madre 6 en su prole: como sucedié en Abraham, 4 quien Dios le dié un nombre, que significaba Padre de los creyentes: en Sara, 4 quien el mismo Dios Ilamé sefiora: er Isaac, que sig- nifica gozo y risas, por haberlo causado con su nacimiento 4 sus padres: en Jacob, que por su valentia en combatir con un angel, se amd Israel, y en Sanson que vale tanto como terror del enemigo. El nombre de esta nifia abarca lo pre- -sente, lo pasado y lo futuro, el cielo, la tierra, y los abis- mos, y, despues del de Jesus su Hijo, es el mas admirable y poderoso para aterrar 4 los enemigos, y el mas consolador i ' Bs i ’