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243 Si queremos por lo tanto conseguir la dicha de ver a nuestra Madre algun dia en el cielo, invoquémosla cada - dia con amor y confianza, no contenténdonos con saber las virtudes que practicé cuando vivid en carne mortal, sino pro- curando delinearlas en nosotros mismos. Hemos visto que Maria atrajo sobre ella las miradas del Sefior, porque fué hu- milde, pura, virginal, modesta, retirada, y mansa de cora- zon: por consiguiente si queremos merecer que esta dulcisi- ma Madre nos dirija una mirada amorosa, hemos de detestar elorgullo y la soberbia, la lujuria y la impudicicia, el lujo no y las superfluidades, el bullicio del mundo y sus en- tretenimientos corruptores, la ambicion y la codicia, la alta- neria y presuncion, y cuanto sea contrario 4 la vida cristia na, que hemos tenido la felicidad de profesar en el bautismo. _ Entonces si, nuestro corazon se dilatard con solo recor- dar que tenemos una Madre que nos ama con un ¢carifo, que raya en lo infinito, y tiene un poder, al cual Dios no ha que- ‘rido poner limites. ;Ah! ;Qué consuelo tan celestial desciende 4 nuestras almas, cuando el dulce recuerdo de nuestra Ma- dre esta siempre en el principio y en el fin de todas nuestras operaciones! Vayan lejos de mi corazon los amores del mun- do, amores pérfidos,’amores corruptores y corrompidos; amores engaiosos y destructores, amores egoistas y rateros, que roban al corazon la paz, y no‘buscan la dicha del objeto , ~me ha librado de todo mal, y pays, AntareasiID: one ase me llevard4 verla enel cielo. i la vida de la Virgen en la tierra, y con los mismos continua- remos examinando sus glorias en la tierra y en el cielo: y entre tanto nos dirigiremos 4 saludarla por la ultima vez en esta obra que describe sus acciones, y la diremos todavia con el mismo San Isidoro, que tanta luz nos ha dado en sus ser- -mones, la siguiente deprecacion. « Ta, 6 Madre de Dios, res- plandor de nuestra naturaleza, obra nueva y agradabilisima, mar de gracias, sol mas brillante que el ,que vemos, arca _ sacratisima redundante en virtudes, ungiiento mas fragante amado. Yo no quiero mas amor, que el de mi Madre celes- tial, cuyo carifio me-ha salvado del pecado, cuya proteccion | Con estos sentimientos en el corazon “queremos concluir -“ x

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