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~ dose 4 la serpiente, «Maldita eres, le dijo, entre todos los animales de la tierra; enemistades pondré entre ti y la muger, entre tu lina- ge y el suyo; ella quebrantard tu cabexa, y ti pondrds asechanzas d su calcanar‘. {Qué sentencia tan admirable! ;Qué misterios tan sublimes se encierran en ella! Descubre Dios & la ser- piente, que habré una muger 4 quien no ha tocado su vene- no, cuya mano sacardé 4 su propio linaje de la miseria, y cuya planta estrellara el orgullo de su.enemigo. Dichas es- ‘tas palabras, concluye el Dios justo la sentencia, condenan- do & toda muger al dolor y 4 la servidumbre *; y 4 todo hombre al trabajo y 4 la muerte *. jO grandeza ‘inexplica- ble de esta muger! Al revelar el Altisimo los destinos inmu- tables de sus criaturas, las exigencias de su justicia, y las ‘disposiciones de su misericordia, declara que esa muger es el objeto de su amor singular: que no tendra dolores, porque serd siempre Virgen; que no estara sugeta & la servidum- bre, porque concebiré del Espiritu Santo: y que cuando sal- ga de la nada, antes que la naturaleza pecadora le transmita su reato, la prevendrda la gracia: porque el Hijo de Dios, que con sus méritos librard 4 toda la descendencia de Adan del pecado y de la muerte, consagraré 4 la que ha de ser su Madre las primicias de sus merecimientos, preservandola inmune de toda mancha, para que sea un trasunto perfecto de la naturaleza divina, y reciba ella sola en su alma mas luces de la Divinidad, ABP todos los angeles y, hombres juntos. Fué por tanto la Gaheebeiee inmaculada, la virginidad perpétua, la maternidad divina de la Virgen lo primero que anunciéd Dios al mundo, cuando le prometié un Redentor: fueron sus gilorias, sus virtudes, sus excelencias, ‘sus com- bates y sus triunfos, lo que la mente divina vid en la eterni- dad, y no solo quiso el Sefior que, lo que él decretaba sobre su futura Madre, fuese tan inmutable como lo es él mismo, my ordené publicarlo con sus propios labios, y darlo 4 cono¢er como el principio de sus obras, como el fundamen- to de sus maravillas, como el eje en que habian de rodar ‘ Gen. 8, 14,15. 2% Ibid. vy. 16...... 5 Ibid. y. 17. TOMO II, " 2

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