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340 dose una fragancia toda celestial. Entre tanto, las melodias . angélicas empezaban 4 alejarse, y subian al cielo cerrando el camino de la imponente marcha, que empezara en el gran valle de Jerusalén, desfilando todos Jos ejércitos del empireo, en el cual entraban los primeros, cuando aim tocaban Ala tierra los ultimos, ‘Tlev rando en medio sentados stavemente en tronos celestiales al Rey inmortal de los siglos y 4 su-San-. tisima y glorificada Madre. Maria estaba ya dirijiéndose hacia las puertas de zifiro de la Jerusalén celestial, cuando elApel inclinaba 4 venerarla’en el sepulcro '. ¥ jquién |tendré acentos suficien a del sepulero? ,Quién io le it ; ol cs ’ 4 ¢ Seat. Ses * Describe San Juan Eucaitense con estas palabras lo que habia pasa- « «Cristo, bajando del cielo y trayendo -consigo las Virtudes de su rei- no, escoltandolo por todas partes, vino hasta la tierra para salir al en- cuentro de su Madre: y para pagarle las mucha8 veces que ella !o habia’ sostenido 4 ¢1, lievdandolo en sus brazos, ahora él la sostiene en los suyos, y entouces se ve una igualdad admirable; el Sefior leva4 la Sefiora, el Rey 4 la Reina, el 4 la Esposa, ei Hijo 4 la Madre, el que es puro & ee sel el Santo dla Santa, el mas ‘alto que todos 41a que es mas ele- ada que hay d yeileen an ‘lo n dla que es mas glo- Lappe » (Div. Joann. towne ‘ech 1b Dado. Dormit., n.° XIX. No podemos menos, al copiar estas palabras, de decir 4 todos y sobre r decir como salié Soeen mowrinaot y el cielo recibe un alma todo 4 nuestros amados compatricios, que miren con atencion, que si ~ dan oidos 4 esos hombres ilusos con las ideas del Anticristo, que estén predicando libertad de cultos, renuncian 4 las ideas civilizadoras del’ mun-. do y consoladoras del hombre, que encierra el-conocimiento de la Virgen y el amor y veneraciou que inspira hacia ella el catolicismo. Todo culto,. que no sea el del catolicismo, profesa aversion 4 la Virgen: y esos hom- bres que andan hoy dia por calles y plazas repartiendo Biblias, la odian— y la persiguen, pues no la conceden, ni siquiera la fidelidad al Espiritu Santo que forméen sus entraiias el enerpo de su Hijo, fidelidad que tu- viera 4 un esposo de rango menor cualquiera muger. Cuidado, que con esa libertad de cultos, se va 4 no tener ninguno, ni el verdadero, ni los fal- sos, se va al paganismo. La sociedad que se divorcia con la Iglesia y re- nuncia al amor y la veneracion de la Virgen, tarde 6 temprano se con- vertird en sociedad de fildsofos, de los cuales ha dicho uno de ellos, por” cierto nada favorable 4 Cristo, 4 quien queria aniquilar, que si ellos lle- gan 4 mandar en el mundo, sera preferible vivir entre los tigres 4 estar entre les hombres. -

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