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corriesen en las nevesidades, y los defendiesen. de los. ata- ques de los enemigos. Salieron de aquellos labios virginales palabras lenas de Espiritu Santo para cada uno de los Apés- toles, diciendo 4 San Pedro que velase siempre con el celo y amor que tenia para con su amado maestro, porque su reino ge extendiese cada vez mas en la tierra: 4 su amado y virgi- nal Juan que le agradecia la ternura y reverencia filial con que la habia cuidado, y 4 todos, que no temiesen al mundo, pues su Hijo lo habia vencido, que continuasen la obra de regeneracion de las almas por medio de la predicacion de la doctrina santa, que su amado Jesus les habia ensejiado,y por fin que copiasen en sus obras y palabras la viva imagen de su Hijo, siendo mansos y humildes de corazon en su con- versacion y sus obras, y constantes en la fe ae ofrecer 4 Dios su vida por su defensa. Cabs Era tanta la suavidad, que el Espiritu Baste: aaveians en las almas, cuando la augusta Sefiora hablaba como, Ma- dre amorosa4 sus hijos y como Maestra de los Apéstoles, ‘que estaban todos los circunstantes extaticos, contemplando -aquella imagen del Redentor, no solo en sus facciones sino en sus madximas. Y j;quién podia apartar sus miradas. de aquel semblante tan modesto y hermoso, de aquellos ojos “que respiraban pureza mas que angelical, de aquella frente “mas serena que los cielos; y de aquellos labios, de los cuales no salia una palabra que no fuese un panal de. miel? Esta- ban todos suspensos, no atreviéndose ni aun/4 respirar, por _ ‘Santo. Y asi hubieran permanecido. siempre, 4 no haberles dicho la Virgen Inmaculada que llegaba la hora de su diso- -lucion, y encargadoles que llevasen su cuerpo al sepulero. Entonces la amable Sefiora levanté sus ojos y sus manos al cielo, suplicando 4 su. Hijo que derramase abundantes gracias sobre su ‘Iglesia: y en su nofnbre bendijo la tierna Madre 4 todos y 4 cada uno, y cerrando. suavemente sus -Santisimos ojos, se durmidé con el dulce sueiio del justo, cuya alma vuela como inocente paloma al cielo. * “no perder una silaba de aquellas palabras llenas del Espiritu

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