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~ a cee . ae 7 age Eee partida de este mundo ‘. Despues de hecho todas estas yi- sitas 4 los santos lugares, la Virgen se retiré 4 la casa en que vivia, para tener todas las cosas preparadas para cuan- do llegase el momento de ver 4 su Hijo. Dice la tradicion que esta casa tembld, cosa que jamds se habia visto en el edificio: y afirma San Isidoro de Tesalénica, que refiere este caso, que 4 su parecer era esto como el Ilanto del dolor, y el gemido de pena que aquella morada tenia, porque : se iba de ella la que la tenfa tan santificada, Ja que era la santa de los santos y la mas hermosa: de las criaturas* . Dispuso las cosas de su habitacion, barrié la casa, y la ase: -encendié las luces necesarias, ordend cuanto convenia para su entier- TO, ¥ por fin arreglé la humilde tarima, donde solia dar al- ‘gun reposo 4 su preciosfsimo cuerpo, haciendo todas estas cosas por si sola: pues la maestra de la humildad y de la . pobreza evangélica no quiso- discrepar en nada, de lo que su Hijo habia sido cuando conyersé con los hombres. - Quién podrd explicar el gozo que tuvieran estos héroes facia del demonio, impuesto silen- ) smentidos, , confundido & los sabios carna- 3, plants 0 gion y la Cruz én el palacio de los Césa- “res yen el assis de Atenas, y éstablecido en todo el mundo las sanas costimbres? Pero ; quién podra explicar la tristeza que se apoderé de sus corazones, cuando compren-. dieron que Dios los habia traido & aquel Taga por n medio de “4. Br Padre d la Iglesia Sei! SSNHP ehte con asombro, Gti does -al entrar la Virgen en Getsemanf, un portento admirable. Dice qué ape- nas la Sefiora se puso 4 orar, todas las plantas, que habfa en su derre- dor, se empezaron 4 mover; y tan pronto como doblé sus rodillas, todos Jos arbustos y drboles se inclinaron, secundando las. oraciones de la Reina del mundo. (Serm. de Dormit. Deipar., n.° VIII. ) Parece, dice el ' Santo, que se avergonzaban de no hacer toda reverencia, y de no demos- trar que aquella Virgen tenia un nombre tan grande y excelso, que me- _ recfa que se doblase deélanté de ella toda rodilla en el cielo yen la tierra y en los abismos. (Id. ibid.) > # Serm. de Dormit. Deipar., n° IX. ‘dela religion, cuando pudieron ver 4 la Madre de aquel en | ‘atin y ee habjan derrocado ya el imperio de la.

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