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ps3 I ee 2 to : rebelado contra Dios, y no descansé hasta que no lo hizo compaiiero de su crimen y de sus suplicios. Pero, entre tan- tos heridos ;no habré alguno, que no 1o esté? Entre tantos. muertos jno habra alguno que viva? ' Lo habia por cierto: en el mismo teatro de la defeccion, donde se encuentran los tres grandes criminales, el tentador orgulloso, el hombre in- fiel, y su malhadada compaiiera: alli, donde Adin y Eva han bajado ya sus ojos, avergonzados de su crimen, sienten el gusano roedor que devora sus almas, por haber perdido su felicidad, sin que columbrasen un remedio 4 tamaija des- ventura: alli, donde entre el frondoso ramage gel arbol mas hermoso y mas amargo, que han producido las selvas, se solaza la antigua serpiente, recredndose en su obra de ini- quidad, se encuentra tambien presente el Dios ofendido, pa- ra pronunciar palabras de misericordia y de justicia. Dirige este desde luego su voz 4 sus dos criaturas predilectas, que no merecian -ya Mas que su indignacion; y despues de pre- guntarles el por qué de la vergiienza que cubria sus ros- - tros, y del torcedor horrible que corroia sus corazones, y de haber ellos respondido como pecadores, sefialando al ten- tador que los indujera 4 quebrantar sus preceptos, Dios _ empieza 4 hablar como Dios, inmutable en sus designios: como Dios, 4 quien no puede hacer mudar de parecer nin- © ‘ r (3 : 4 Deseribe San Isidoro de. Tesaléuica la derrota del linage humano y la existencia de una hija de Addn ni herida, ni muerta, y dice estas pala- bras. «Ni uno solo podia encontrarse sano, pues todos yacian heridos, inu- tilizados y envenenados con el tésigo de Ia serpiente. Pero al fin, des- pues de muchas generaciones, y despues que se dejé ver aquel encanto - Sobre lo natural, aquella Purfsima, cuya virtud, para hablar con el Profe- ta Habacue (cap. 3, y- 3), cubrié los cielos, y de cuyos resplandores se llen6 la tierra de tal manera, que el sol se oscurecié con su presencia*y se empequenecié: despues que ésto sucedié, vuelvo 4 decir, Dios obra grandes maravillas por esta Virgen, y arranca 4 los cautivos de las ma- nos del tirano, y para consolarlos por su esclavitud pasada, los constituye sefiores del mismo que los ha tiranizado: ademas, esta Virgen libra de la tempestad de las tinieblas 4 todo el linage humano, y adorna con su her- mosura a los mismos que antes fueran enemigos de Dios. ;Tanto es el resplandor ‘de la Virgen! ;Tanta es y tan incomprensible la luz con que iluming 4 los hombres » (Serm. in Deipar. ‘Annuntiat., n.° VIIL.) ~

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